El reclamo de los laguneros frente a la situación de inseguridad que se vive en la región, obtuvo del secretario de Gobernación, Francisco Blake, la misma respuesta de siempre: promesas.
El funcionario federal visitó el sábado 5 de marzo la ciudad de Torreón para dialogar con los encargados de las corporaciones policiacas del estado y del municipio y representantes de la sociedad civil, a quienes presentó una estrategia "integral" de "Recuperación del entorno y fortalecimiento del tejido social" y un proyecto para formar una nueva policía estatal. Dentro del primer plan se contemplan acciones de desarrollo social para el rescate de espacios públicos, creación de empleos y campañas de fomento del deporte y los valores. El segundo se refiere a la disposición de recursos federales -hasta 100 millones de pesos- para avanzar en la formación de la Policía Estatal Única. Todo lo anterior suena muy bien, sin embargo se trata de estrategias a largo plazo que dejan de lado la urgencia que tiene la población de que el creciente impacto de la delincuencia en la sociedad sea contenido. Porque en esta región, al igual que en muchas otras del país, las autoridades locales y estatales -por su corrupción e ineptitud- están completamente rebasadas por el crimen, aunque se muestren renuentes a reconocerlo. Pese a la insistente demanda de incrementar la presencia de las fuerzas federales en la comarca, el encargado de los asuntos internos del país dijo que simplemente no hay elementos suficientes para hacerlo.
La pobre atención que recibe La Laguna por parte del Gobierno de la República contrasta con la que se da a otras zonas del país a pesar de que esta región presenta desde hace meses niveles de violencia similares a los de Nuevo León, Sinaloa, Tamaulipas y Chihuahua. Basta recordar las masacres en dos bares y una quinta ocurridos el año pasado. Otro aspecto cuestionable de la reciente visita del secretario Blake es que se haya excluido a las autoridades de Durango. Parece que en la capital de la República se sigue ignorando la realidad geográfica y social de esta comarca y el hecho de que cualquier solución que se plantee debe involucrar a toda La Laguna si en realidad se espera tener éxito. Pero con todos los defectos que pueda tener -y que han sido observados ya en otras entidades- la participación de la Federación como órgano coordinador de la lucha contra la delincuencia sigue siendo para muchos laguneros la única esperanza de recuperar la tranquilidad.
En la medida en la que las nuevas promesas no se cumplan y el crimen continúe ganando espacios, esa esperanza se irá desvaneciendo... y la salida quedará cada vez más lejos.
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