Hay días, para los que cobran en la nómina, en que lo mejor es quedarse callado, por aquello de que en boca cerrada no entran moscas. De otra manera se corre el peligro de ser puesto en la picota del ridículo. Esto, a propósito de que he leído con sumo interés las digresiones de políticos avezados cuyas declaraciones públicas no han sido lo acertadas que se pudiera esperar. Lo que dicen que dijo Cuauthémoc Cárdenas, fundador del partido político de izquierda conocido por sus siglas PRD, acerca de que ni un milagro puede unir a esa organización, la cual aseguró está sumergida en la desorganización, dio lugar al comentario socarrón, de un diputado federal perredista quien dijo que según la visión de Cuauthémoc hay que expedir el acta de defunción del Sol Azteca para empezar a despedirse de gobiernos como el que encabeza en el Distrito Federal Marcelo Ebrard.
En su tiempo, estando fuera del país el presidente, varios estudiantes murieron al ser baleados en una fiesta el 31 de enero del año anterior, lo que aconteció en Ciudad Juárez. El Gobierno Federal tuvo que rectificar después de señalar que los estudiantes sacrificados pertenecían a una organización criminal. Hubo una deficiente información al ejecutivo federal. Los familiares de los que resultaron ser estudiantes mostraron su justa indignación, la que a su vez produjo un plan dirigido a realizar diversas obras en beneficio de la comunidad. A un año de ocurrido tan lamentables sucesos, los arrebatos no han amainado, antes al contrario los episodios de violencia se han venido repitiendo con extrema virulencia, en perjuicio de la sociedad lo que ha obligado al cierre de comercios, y que familias que cuentan con recursos económicos hallan cargado hasta con el perico yéndose al vecino país del norte.
Aquí en esta ciudad nos hemos enterado por conducto de la prensa de una desafortunada declaración del jefe encargado de la seguridad de los ciudadanos que residen en Torreón, a raíz de que habitantes de aquí y del otro lado del río Nazas se resistieron cuando eran asaltados y perdieron, además de sus bienes, la vida a manos de los maleantes. El director de Seguridad Pública en Torreón, recomendó a las personas a las que debe proteger no oponerse en un asalto a los delincuentes pues, dijo, la vida es la vida y tiene un valor incalculable, más que cualquier billete, que cualquier joya, lo sito textualmente. No tengo la menor duda de que la intención del jefe policiaco tenga una buena dosis de sincera preocupación. Sin embargo habría que matizar el dicho, pues no lo hace cualquier ciudadano sino quien está encargado de proteger a la comunidad.
Es cierto, estamos viviendo tiempos inéditos, en que el delito se ha vuelto un modus vivendi, donde el infractor no se conforma con despojar de sus bienes al ciudadano, sino que, ante un amplio panorama de impunidad, comete crímenes nefandos. Recomienda a los que sean asaltados, entregar (voluntariamente) lo que se les pide para luego más adelante presentar una denuncia. Quizá exageró un poco al sugerir que, si es posible, sin correr riesgos, usen el teléfono celular para tomar una foto del asaltante. Lo mejor de todo es que con su declaraciones nos damos cuenta del sentido humanitario que encierran sus palabras. En fin, el inspector deben saber que su papel es meramente el de prevenir. Los que tienen la responsabilidad de investigar y, en su caso, aprehender a los émulos de caco, es la Policía Ministerial.
