Por motivos familiares, hace unos días viajé a Washington, D. C. Como es natural, esperaba escuchar comentarios polémicos sobre el ajusticiamiento de Osama Bin Laden, pero para mi sorpresa despertó más interés la detención de Dominique Strauss-Kahn, hasta hace días director del Fondo Monetario Internacional y ciudadano de Francia, país en el que la ley sobre la presunción de inocencia prohíbe difundir imágenes degradantes de un acusado. La prensa norteamericana, por el contrario, las ha difundido con sospechosa profusión en los diarios de todo el mundo.
Esta nota sólo ha sido opacada por la noticia del divorcio del actor y político Arnold Schwarzenegger, tras más de 25 años de matrimonio, al reconocer públicamente la prolongada relación extramarital con una empleada doméstica de la casa familiar.
La imagen de la mujer latinoamericana, Mildred Patricia Baena, de 50 años y madre de un hijo de diez años procreado con el ex gobernador de California, ocupa la página principal de los diarios amarillistas, afectos a destacar las frivolidades de los personajes de la farándula y de la política, que en numerosas ocasiones suelen presentar interesantes coincidencias.
No resulta menos interesante que Arnold Schwarzenegger fuese declarado persona non grata por el Congreso del Estado de Baja California, al oponerse, en su calidad de gobernador, a la expedición de licencias de conducir a los inmigrantes, además de otras regulaciones que afectaban a los llamados browns (morenos), una población creciente, a la que en algún momento perteneció el propio Schwarzenegger, nacido en Austria y cuyo acento extranjero ha obligado a las empresas cinematográficas a contratar dobles para los diálogos del famoso "Terminator". Sin duda sus políticas discriminatorias y racistas muestran hoy ser inconsistentes al valerse de excepciones cuando de asuntos del corazón se trata.
La crítica situación por la que atraviesa Dominique Strauss-Kahn ha sacado a la luz el espinoso tema de la infidelidad entre los hombres poderosos y de fama pública. Strauss-Kahn, preso a raíz de una acusación por agresión sexual presentada por la mucama de un hotel de Nueva York. Esto nos muestra de nuevo a la esposa engañada que traspasa su propia dignidad para defender al infortunado marido, aun cuando el daño a sus expectativas políticas es inmenso, al tratarse del político más favorecido por la opinión de los franceses para competir por la presidencia; su popularidad lo situaba como el adversario más peligroso para las aspiraciones de Nicolás Sarkozy a las elecciones de 2012. Para gran parte de los militantes franceses este hecho modifica el panorama político, y hasta se sospecha de un complot internacional para cambiar su destino y excluirlo de la competencia electoral.
Quién puede olvidar a Mónica Lewinsky, a Bill Clinton, a la extraña muerte de Marilyn Monroe y los rumores sobre su relación con John F. Kennedy, hechos que confirman esa doble moral norteamericana que con saña exhibe algunos ejemplos de personajes casados y con poder político, y con ello arruina o al menos pone en peligro toda una trayectoria al mostrar sus debilidades y su tendencia a caer rendidos frente a las faldas del sexo opuesto.
Imposible dejar de reflexionar sobre la actuación de una sociedad con sólidas raíces de puritanismo que nutre y enjuicia una y otra vez las infidelidades cuando éstas son noticia que mueven a una ciudadanía, la que por contraste se muestra insensible ante la imagen del presidente Obama y miembros de su gabinete sentados cómodamente mientras observan "en vivo y a todo color" el asesinato del enemigo número uno de los estadounidenses.
Signo propio de los tiempos, donde algunos aún creemos que la respuesta de un país civilizado, será siempre la de la aplicación estricta de la ley.
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