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LAS MONEDAS Y LA BIG MAC

SALVADOR KALIFA

Este año se cumple un cuarto de siglo desde que la revista británica The Economist introdujera su, ahora, popular Índice Big Mac (IBM) para ilustrar si las monedas de diferentes países se encuentran en su nivel "correcto".

El principio detrás del IBM es que de acuerdo a la teoría de la paridad de poder de compra (PPC), en el largo plazo los tipos de cambio de todas las monedas en el mundo tienden a moverse hacia un nivel que iguale los precios de una misma canasta de bienes y servicios representativos.

Ante la dificultad de definir y darle seguimiento regular a una canasta amplia de bienes y servicios, The Economist inventó el IBM, en el cual esta popular hamburguesa es el único bien cuyo precio en moneda local y en dólares (a la paridad de mercado) es el que se compara para varios países.

A pesar de su sencillez, el IBM tiene varios méritos técnicos que le conceden una validez relevante para el análisis económico. En primer lugar, se trata de un producto bastante homogéneo en su contenido, en sus procesos de producción y comercialización y con un consumo mundial significativo.

En segundo lugar, la dedicación y la persistencia con la que The Economist ha venido registrando este Índice permiten contar ya con un indicador que tiene la suficiente historia para utilizarlo como referencia para el análisis de varios eventos económicos en el mundo.

Por ejemplo, la revista menciona que cuando fue introducido el euro en 1999, existía la opinión generalizada de que esta moneda se apreciaría pronto frente al dólar. Sin embargo, el IBM sugería que el euro ya estaba sobrevaluado desde su introducción. El hecho es que rápidamente y hasta mediados de 2002, el euro se depreció frente al dólar.

Pero la utilidad de este indicador no se reduce al pasado. En la actualidad, The Economist revela que la versión más reciente del IBM, calculado a mediados de julio del presente año, mostraba que el euro estaba nuevamente sobrevaluado frente a las demás monedas principales del mundo y que también había problemas dentro de la Eurozona, ya que las economías de España, Grecia, Italia y Portugal han perdido competitividad frente a la de Alemania.

La revista británica destaca también que el IBM es una guía práctica para verificar los datos oficiales de inflación. Éste es el caso de las dudas de los datos inflacionarios publicados por el gobierno argentino.

Al respecto, The Economist menciona que en la última década los precios de la Big Mac en la Argentina crecieron, en promedio, más de diez puntos porcentuales por encima del índice oficial de precios al consumidor, la brecha más grande entre todos los países.

No obstante, como toda obra humana, el IBM puede ser mejorado. Al cumplir 25 años, este indicador se ajustó con el dato del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. De esta manera, ahora el índice se presenta en dos versiones: la tradicional y la ajustada con el PIB per cápita.

Esta última versión trata de incorporar el hecho de que, en promedio, los precios tienden a ser más bajos en los países pobres que en los ricos, debido a que el costo de la mano de obra es inferior en los primeros respecto a los segundos.

Esta corrección permite contar con un parámetro adicional para evaluar el nivel "correcto" de una moneda, que en ocasiones da resultados sorpresivos.

El IBM, si bien no es una medida exacta del grado de valuación de una moneda, ayuda a aplicar la teoría de la PPC a casos concretos, algunos de los cuales muestran una clara desalineación de los tipos de cambio.

Por ejemplo, ambos indicadores muestran la misma dirección en relación con las monedas de Brasil y Argentina. El real brasileño registra una sobrevaluación de 52 por ciento con el índice tradicional y 149 por ciento con el ajustado, mientras que el peso argentino registra sobrevaluaciones del 19 y 101 por ciento, respectivamente.

Hay ocasiones, sin embargo, donde hay un cambio de signo entre los indicadores. Un caso es el de China, donde el IBM tradicional muestra que el yuan se encontraba subvaluado en un 44 por ciento a finales de julio, mientras que el ajustado por el PIB per cápita registró una ligera sobrevaluación del 3 por ciento.

Algo parecido se observa para México. El IBM tradicional, cuando el precio del dólar era de 11.70 pesos a finales de julio pasado, arrojaba una subvaluación del 33 por ciento, para una paridad implícita de 7.87 pesos por dólar, en tanto que el índice ajustado reflejaba una sobrevaluación del 13 por ciento, equivalente a un precio del dólar de 13.22 pesos.

En nuestro caso, la depreciación reciente del peso pareciera indicar que el precio "correcto" del dólar está más cerca de los 13 que de los 8 pesos, por lo que vale la pena seguir de cerca el IBM ajustado por el PIB per cápita para valuaciones futuras de nuestra moneda.

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