Cuando estábamos chiquillos, en nuestros ratos desocupados que no eran pocos, nos juntábamos con los vecinos del barrio o algunos primos que estaban de visita y nos poníamos a jugar ¿a qué? preguntábamos algunos y surgían propuestas por doquier: a la matatena, sugerían las muchachas, los chiquitos querían jugar tal vez a María Blanca pero los chavos sugeríamos juegos más rudos como “el burro castigado”. Finalmente ni tú ni yo y terminábamos jugando a la bebeleche o a Matarile rile rión.
Amo a to, matarile rile rile /Qué quiere usted, matarile rile rión /Quiero un listón, matarile rile rile / ¿De qué color? Matarile rile rión.
Pues ahora que andamos en estas andanzas del idioma, nos ponemos a revisar los juegos y nos encontramos con un montón de palabras raras que nos llaman la atención, nos ponen a investigar de dónde salieron y no es raro que nos encontremos con algunas sorpresas.
La matatena, por ejemplo, nos dice el Diccionario de Mexicanismos que es una palabra de origen náhuatl que viene de matetema y que se refiere a “llenar la mano de piedritas”, porque maitl es la mano y tetl significa piedra.
A los muchachos nos gustaba jugar a las machincuepas que son maromas o volteretas. La palabrita es también de origen náhuatl y “para variar” viene de maitl, mano y tzincuepa que es “cambiar de lado” o voltearse, porque se deriva de tzintli que son “las pompis” y cuepa que es dar un giro. Yo creo que a los chavos nos gustaba jugar a eso precisamente porque sentíamos algo de placer precoz al verle los calzones a las chicas cuando se echaban la maroma.
Tal vez por eso mismo ellas insistían en jugar mejor a “las comiditas” elaborando pastelillos de lodo que “el esposo” debía engullir diciendo que estaban riquísimos, o querían jugar a “las escondidillas” donde el que perdía un juego tenía que ponerse en un rincón y contar en voz alta hasta treinta “y una más” mientras los demás se escondían y aquél, al terminar el conteo tenía que encontrarlos gritando “uno dos tres por Elvirita que está detrás del ropero” y correr a tocar la “beis” (la base) antes que Elvirita, para que en la siguiente vuelta ella fuera la que contara y buscara a la gente.
Así jugábamos a “la roña” que consistía en tocar a un compañero para contagiarlo, antes de que pidiera “tain” o sea time (tiempo, pues) o que tocara la “beis”. También a “las comadritas”, a las carreras, o a brincar la reata. Algunas veces a la gallinita ciega donde había que localizar a los compañeros que andaban alrededor gritando, o a los encantados que era como la roña, pero cuando te tocaban te tenías que quedar inmóvil hasta que un compañero viniera a desencantarte.
Si no estaban los papás hacíamos guerra de almohadazos… pero cuando sí estaban, jugábamos algo más pacífico como la Rueda de San Miguel: A la rueda de San Miguel, todos traen su caja de miel, a lo maduro, a lo maduro, que se voltee Ricky de burro…” ¡Ah, qué tiempos..!
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Araceli Rocha Quiroga ¿Qué es y para qué sirve la palabra Eureka?
RESPUESTA:
Eureka es una exclamación que viene del griego y significa “lo encontré”. Se supone que así exclamó Arquímedes cuando descubrió el principio de que “un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, será empujado con una fuerza vertical ascendente igual al peso del fluido desplazado por dicho cuerpo”.
Me retiro con una reflexión de Homero: la raza de los hombres es como la de las hojas: cuando una generación florece, otra declina ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA