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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

El agua… bendición y maldición

JUAN RECAREDO

A veces siento que el agua es como esas personas a las que no les hallas el lado. El agua es vida, estoy de acuerdo, pero viendo en las noticias cómo sobrevienen terribles inundaciones, una tras otra, reflexiono que el agua también puede ser muerte.

Un día me dicen que ahorre el agua y al siguiente estamos buscando cómo deshacernos de los grandes volúmenes que el cielo a veces nos regala y finalmente todo se deriva de que no la hemos sabido tratar como el elemento esencial que es para nuestra vida.

En cuanto a la palabra agua, desde el indoeuropeo, lengua tatarabuela de nuestro idioma, su nombre es prácticamente el mismo: akwa y que viene quedando como acua en latín.

Los griegos le llamaban hidro de donde se derivan tantas otras palabras como hidrógeno, el que genera agua, hidroplano, un avión que usa la superficie del agua como pista, o hidropesía que es una enfermedad causada por acumulación exagerada de agua en ciertos tejidos del organismo y que hace que los que la padecen se les infle el estómago sospechosamente.

Como le sucedió a Pepito, personaje genérico de chistes de chamacos cínicos y atrevidos, cuando vio a su hermana con una pancita prolongada más allá de lo normal y se puso a investigar. ¿Qué tienes en esa panza? Le preguntó y la muchacha, tratando de ocultar su verdadero estado replicó: Nada niño, tengo hidropesía, es agua. ¿Agua? replica el rapazuelo.

¡Pues que te saquen al chamaco porque se te va a ahogar!

¡Ignorante y deslenguado muchachillo! Por lo visto no sabe que para el feto, el seno materno es como una gran piscina para su uso exclusivo y que en el líquido amniótico se la pasa (el feto), ahora sí que, literalmente, como pez en el agua.

En nuestro léxico, nuestro vocabulario o lenguaje cotidiano, la palabra agua aparece a cada rato. ¡Aguas! Se dice como advertencia, expresión que surge cuando no había drenaje y las aguas negras –o grises- se tiraban por la ventana hacia la calle pero eso sí, advirtiendo caritativamente al transeúnte para que evitara ser bañado por tales desechos.

Aunque el agua no se puede cortar con cuchillo o con serrucho, existe el parteaguas, figura retórica muy socorrida por los oradores que no tienen imaginación suficiente para inventar otras metáforas, otras formas figuradas que indiquen una división en el transcurrir de los acontecimientos.

Existe también y por desgracia con mucha frecuencia, el aguafiestas. Seguramente usted conoce por lo menos a alguno de estos seres que van por el mundo matando ilusiones, viéndolo todo desde una perspectiva totalmente realista.

Son ésos a los que usted les cuenta que va a hacer el gran negocio o que va a realizar el mejor proyecto de su vida y lo echan por tierra racionalizándolo de una manera brutal y muy poco alentadora. A lo mejor en el fondo yo ya sabía que mi proyecto era irrealizable pero ¡déjame tener la ilusión, que ésa también es alimento para el alma!

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

La consulta de hoy la hace Ma. Luisa Cerón, de San Luis Potosí: ¿Está aceptado utilizar la palabra lobby?

RESPUESTA:

Lobby es un anglicismo, es decir, un vocablo proveniente del inglés, que no ha sido aceptado principalmente porque no lo necesitamos. En español tenemos el equivalente que es una palabra mucho más bonita: vestíbulo.

Para terminar le recuerdo que un niño en el asiento delantero puede provocar un accidente y un accidente en el asiento trasero, puede provocar un niño. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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