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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Es importante cómo suena lo que dices

JUAN RECAREDO

Lo exótico es algo extraño, extravagante. Cuando mencionan la palabra exótica, me transporto a mis días infantiles (¡qué buena memoria!) cuando apareció en escena la señora Yolanda Montes “Tongolele”, una exótica extraña, extranjera, llena de “chenchualidad” que sí que “la movía” o “la mueve” porque, hasta donde yo sé, al escribir estas líneas, todavía existe.

Fue precisamente a raíz de la aparición de Tongolele que se puso de moda la palabra exótica y tal vez por eso mismo, a mí siempre me ha sonado como a “erótica”.

Quiero remarcar eso: en el lenguaje es importante no sólo como se dice o como se pronuncia una palabra sino también cómo me suena, porque de ahí depende el uso que le voy a dar y que probablemente, aunque sea un barbarismo, llegue un día a convertirse en costumbre generalizada y a ser admitida por las autoridades del idioma.

Y a propósito de eso y hablando de mujeres sensuales, tomemos el ejemplo de la odalisca… de la palabra (no de ella). El escucharla o pronunciarla nos hace evocar a una mujer muy bien construida bailando sensualmente entre gasas y velos, para disfrute de algún potentado turco, de ésos que les gustan las narguiles… ¿Qué les gustan qué…? Las narguiles. Pero no me mal interprete. Narguile es esa pipa aromática que quemaba el tabaco en un recipiente y luego aspiraba el fumador a través de un tubo flexible…

Dándole una escarbadita a la palabra odalisca, nos encontramos con que esta palabra proviene del turco: odá, que es una recámara, un simple y sencillo cuarto para dormir y la odalisca no era más que la recamarera.

Otra palabra exótica es glamour, una palabra inglesa que algunas personas usan para señalar lo que tiene un brillo especial e intenso, algo que destaca por su elegancia y esplendor.

Glamour es un extranjerismo no aceptado en nuestro idioma. Lo que me parece sorprendente es que, en sus raíces etimológicas glamour está relacionado con gramática, así que nadie podrá decir que estos comentarios no tienen su glamour.

Otra palabra rimbombante es ministro. Ya ve usted que en la lambisconería propia de nuestra política, siempre decimos que ¡señor ministro por aquí! ¡señor ministro por acá!… y es que el señor ministro es un alto funcionario del gobierno. Bueno pues ojalá lea este comentario alguno de esos políticos que se sienten muy “sácale-punta” para que sepa que ministro viene de minister que es el criado, el sirviente menor.

Minister es menor en contraposición con magister que es el maestro, es el mayor, el maestro, el que tiene la experiencia.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

¿Cómo debemos llamar al idioma que hablamos? ¿Español o castellano? Pregunta Ma. Elena Valle, de Garza García, N.L.

RESPUESTA:

Hay mucha controversia, pero lo que dice la Real Academia Española es que actualmente podemos llamarlo de ambas formas.

Frase que es todo un razonamiento para digerir: El amor es como la luna. Está creciendo o está menguando… es decir que está disminuyendo o está creciendo o sea que es como el chorrito de Cri Cri que cuando no se hace grande, es porque se hace chiquito… ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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