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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

El culto es el que se cultiva

JUAN RECAREDO

No falla. Cuando usted organiza un evento (más adelante aclaramos algo con respecto a esta palabra) si le pone el sello de “cultural”, todo el mundo le va a aplaudir por organizarlo, pero nadie va a asistir. Por experiencia sabemos que así es. Uno mismo, por más interés que tenga en la cultura, le sospecha y muchas veces le saca la vuelta a un espectáculo que se ostenta de tipo “cultural”.

Hay un sentir muy generalizado de que lo cultural es sinónimo de aburrido e inentendible y eso sucede porque no tenemos –y nos hace mucha falta- un sentido claro de lo que es cultura y lo que son las otras ramas del saber como instrucción o erudición.

El vocablo culto viene del latín cultum que se deriva del verbo cultivar. Culto es, por lo tanto, el cultivado, el que ha cultivado su inteligencia sembrándole ideas y conocimiento. Cultivar –como sabemos- en su sentido original, es trabajar la tierra, sembrar semillas para que den frutos. Cultivarse, en este otro sentido, pues es sembrar cierto tipo de conocimiento en la inteligencia para que germine y fructifique. Captar información y procesarla.

Lo que debemos tener muy claro, es que la cultura no tiene nada qué ver con el hecho de usar barbas, adoptar poses extravagantes o hablar de una manera rebuscada de manera que nadie te entienda.

Por el contrario, la cultura puede ser algo muy sencillo y accesible y debemos entenderla como un patrimonio del pueblo. Si usted lee –por ejemplo- estos comentarios, es que tiene la inquietud de encontrar una manera de mejorar su forma de utilizar el idioma, quiere saber nuevas palabras y la forma correcta de usarlas.

Mi obligación –un compromiso moral que cumplo con mucho gusto- es poner a su alcance todas esas minucias acerca de ese maravilloso recurso de la comunicación que es el lenguaje, y hacerlo de una manera atractiva e interesante para que usted pueda aprender todas esas palabras y expresiones y guardarlas, pero también para que pueda aplicarlas y disfrutarlas, saborearlas como parte de su lenguaje cotidiano.

Las poses las adoptan quienes piensan que tratar temas culturales es una forma de demostrar que yo sé más que tú, que soy más listo y estoy mejor preparado. Éstos, en su eterno afán de apantallar, buscan aprenderse muchos datos pero eso no es cultura. La cultura –ya lo decíamos- es captar información y procesarla.

Aprenderse de memoria –por ejemplo- los nombres de todos los ríos de Europa, o de todas las capitales del mundo, no es cultura, es erudición y su utilidad por lo general es muy limitada. A veces llega incluso a ser absurda e inútil porque para eso está la tecnología y en ese aspecto nunca le vamos a ganar a una computadora.

Sería como tratar de aprenderse de memoria el directorio telefónico o en nuestro caso, el Diccionario. No tiene caso. Son libros de consulta y están ahí precisamente para ayudarnos a elevar nuestra cultura.

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

De la bella Toluca nos escribe Miguel Luckie y nos pregunta si es correcto el uso de la palabra operativo porque él dice que lo entiende como el resultado de una operación. Se refiere –me imagino- al uso que se le está dando actualmente para designar, por ejemplo, a una acción policíaca.

RESPUESTA:

En realidad operativo es originalmente un adjetivo que se refiere a algo que obra y produce un efecto. En este caso se ha estado usando como adjetivo sustantivado para designar a un sistema operativo. Se podría llamar simplemente operación, pero el uso que se le está dando, gramaticalmente no puede ser considerado como incorrecto.

Para terminar, una descripción hecha por una señora: Amor es eso tan bonito que sientes por tu marido cuando limpia la casa. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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