Somos –los mexicanos y a lo mejor muchos otros pueblos- muy dados a descomponer palabras y expresiones, sin otro propósito aparente que “sazonar” la plática y presumir de ingeniosos… a veces con mucha razón.
Por eso en lugar de decir ¿qué pasó? que se usa comúnmente a manera de saludo informal, un “cuate” te puede saludar con un ¿qué pasotes? Y luego convertir la expresión en una rima simplona como esa de ¡qué pasotes con tamaños huarachotes!
El hecho es que mucha gente goza haciendo estos cambios juguetones. En el caso propio, por ejemplo, no es raro que una persona que me ha tomado cierta confianza me llame Sr. Espinacas y que luego me invite una tortuga de jamón con aguacate.
Un amigo le muestra a usted una joya que le va a regalar a su novia y le presume diciéndole que es de puro orégano (la sortija, no la novia). Luego le dice que tiene buenas teclas (la muchacha, no la sortija) y usted se queda confuso… ¡pues ni que fuera piano o máquina de escribir!
Hay quien se queja de que amaneció crudelio o con la cruz a cuestas porque le entró durazno a las cerbatanas, o sea que se tomó sus chelas y luego llegó a su casa como ciudadano del antiguo Irán, o sea que llegó sintiéndose “bien persa”.
¡Claro que toda esta jerigonza se da principalmente entre la gente vulgar, especialmente entre los jóvenes!
El mexicanísimo e irresponsable “ahi se va” rápidamente se convierte en “Ahi Sebastián González” o en alguna reunión le habrá pasado que de pronto un tipo parece establecer alguna relación conceptual con hábitos caninos cuando se retira muy discretamente diciendo “Voy a mi arbolito…”, que diciéndose de corrido todo el mundo entiende que tiene usted ganas de desahogar la vejiga. Ahora que, si le dicen que un sujeto es puñal, con ese único elemento de juicio usted podrá formarse un cuadro completo acerca de las preferencias sexuales del indiciado.
Yo sé que algunas respetabilísimas damas, al leer estos comentarios, habrán de decir que soy un pelangoche por no decir un pelado que es la manera “oficial” de adjetivar a un individuo que acostumbra proferir vulgaridades sin importarle la presencia o cercanía de personas decentes y eso me daría mucha pena porque no soy de esos tipos que les da iguanas ranas o sea que para ellos estos asuntos ni fu ni fa.
Cuando una señora espera bebé se dice que está en Barcelona. En cambio, si alguien le da algo gratuitamente a otra persona, se dice que se lo dio de gorra o más pintoresco aún: de gorrión.
Los muchachos maloras, cuando ven que usted luce alguna prenda o alguna joya valiosa le preguntan incisivamente “¿Ladrónde lo compraste? insinuando que es usted un émulo de Caco, mítico bandido, amante de lo ajeno, patrón de los que les gusta “volarse” las cosas.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¿Es correcto decir: fui a Acapulco y me pasié por todas partes? nos comenta María Emilia González.
RESPUESTA:
No. No debe decir pasié ni desié (del verbo desear). Lo correcto es deseé y paseé.
Frase añoranza para terminar: ¡Qué felices seríamos todos si supiéramos lo felices que somos! Ahora sí que… ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!