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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

Oyen cantar el gallo y no saben por dónde

JUAN RECAREDO

En la radio y la “tele” hay locutores y reporteros que oyen cantar el gallo y no saben por dónde… Fíjese, ahora ese verbo que están usando con frecuencia de “extremar precauciones” ya hay quien lo convirtió en “estrenar”. A usted señor conductor, le recomendamos “estrenar precauciones…” porque suponemos que nunca las había usado antes, o sea que son como una película cuando se exhibe por primera vez y eso hay qué celebrarlo.

El verbo extremar es muy válido. Está en el diccionario y es fácil de entender: significa llevar las cosas al extremo… Por eso, en caso de un peligro vial, pues le avisan para que usted haga eso, que se cuide mucho y no vaya a sufrir un accidente, pero eso no es estrenar algo. Las precauciones ya están más estrenadas que La Tesorito Laura León cantando “Suavecito, suavecito-o-o-o…”, lo cual ya es mucho decir.

Vamos de nuevo pues a los barbarismos, todos esos atropellos que cometemos por no “extremar” precauciones con el idioma y con la forma en que lo utilizamos… y los noticieros de la tele parecen ser una fuente inagotable de estas “perlas” dignas de ponerse en un cuadro con marco de oro y toda la cosa.

Como el agente de tránsito cuasi analfabeta al que le oí decir que “el conductor presuntamente responsable se dio a la LEY FUGA…”. ¡Qué bárbaro! La LEY FUGA es aquella forma que tenían nuestros investigadores policíacos de resolver un crimen, una manera no muy justa ni muy ortodoxa, pero a la que había que reconocerle su eficacia y prontitud.

En un proceso de investigación criminalística, cuando se estaba haciendo la reconstrucción de los hechos el oficial le decía al presunto responsable… ¿Sabes qué? ¡Pélate!… ¡Córrele y ya, te nos escapas y ahí luego nos arreglamos! El supuesto criminal veía la oportunidad de su vida y ya no preguntaba más. Echaba a correr con toda su alma y cuando apenas llevaba 25 metros (haciendo por cierto un excelente récord olímpico) el mismo oficial que le había ofrecido la libertad, gritaba… ¡Cuidado! ¡Se quiere escapar…! Y el infeliz caía abatido por una lluvia de balas sobre su espalda, dejando ahí mismo resuelta la situación. El justificante era: “Si quiso huir, es porque era culpable y nosotros no tuvimos más remedio que evitar la fuga”.

Por supuesto que el cuasi analfabeta agente de tránsito quiso decir que el conductor se dio A LA FUGA y no a LA LEY FUGA.

Tengo a la vista el libro “Barbarismos de todas las barbariedades” de mi colega venezolana Silvia Rodríguez, que dedica lo mejor de su tiempo a la quijotesca labor de mejorar el uso del idioma. Es un agasajo (el libro, ¿eh?) Digo que es un agasajo porque trae una colección inapreciable de joyitas idiomáticas como ésa de Si mal no me equivoco… en lugar de “Si mal no recuerdo,” o “Si no me equivoco” y también la de que Nadie está “excéntrico” de que le suceda esto… EXCÉNTRICO en lugar de exento, nadie está libre de que le acontezca una cosa como ésa…

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Si el doble es un número multiplicado por dos y el triple es multiplicado por tres, ¿cómo se le llama a un número multiplicado por nueve? La pregunta nos llega de Orizaba y nos la envía Sarita Guerra Castellanos.

RESPUESTA:

Un número multiplicado por nueve es NÓNUPLE.

Frase extraída del libro de mi colega venezolana: Ser culto es escuchar la Obertura de Guillermo Tell y no pensar en el Llanero Solitario. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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