Venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos… Ése fue el letrero que puso un parisino a la entrada de su mesón y a pesar de que nadie le entendía muy bien al latín, su “campaña” publicitaria tuvo mucho éxito.
El mesón era lo que es ahora un restaurante. ¿Y por qué cambió de nombre? ¿Por qué dejó de ser mesón para convertirse en restaurante? Pues dicen que precisamente por ese letrero que puso este “cuate” que se apellidaba Boulanger en 1765. Bueno, él se apellidaba así siempre, pero el latinajo lo puso en ese año, y lo puso muy visible a la entrada de su “casa de comidas”.
La traducción del famoso reclamo es: “Venid a mi casa hombres que tenéis el estómago débil y yo os restauraré”. Yo sinceramente hubiera pensado más que se trataba de un gastroenterólogo que ofrecía algún tratamiento de restauración para todo aquél que tuviera el estómago débil, de ésos que con cualquier salsita picosita protestan con úlceras, gastritis o de perdido con un buen cólico.
El hecho es que a partir de la ocurrencia de Boulanger, las casas de comidas pasaron a llamarse restaurantes y los cocineros (en París) desde entonces fueron los restauradores.
Hay qué insistir, eso sí, que la palabra adoptada por nuestro idioma es RESTAURANTE y no restaurant, aunque recientemente la Academia aceptó también restorán que es más o menos la pronunciación en francés, castellanizada.
El domingo, día de salir de paseo con la familia, casi siempre se plantea uno dos opciones: O ir a un restaurante o ir de picnic. ¿Y qué es un picnic o de dónde salió esta curiosa palabrita? Este vocablo –que por cierto no está admitido por la Real Academia Española- es de origen inglés.
Un picnic es una “jira”, es decir, una merienda campestre en la que se suele “picotear” algún piscolabis (en México el piscolabis es la botana) sin llegar a comer en forma. El picnic es como un picoteo, una forma de botanear.
Otra palabra extranjera que utilizamos con frecuencia es quermés. Casi siempre la usamos como KERMESSE pero lógicamente, si la adoptamos y la adaptamos a nuestra lengua (de hecho, ya está aceptada) tiene qué escribirse con las letras que corresponden a su pronunciación en español: Quermés.
La palabra kermesse proviene del francés, en particular del flamenco. De hecho es el nombre de la fiesta anual de los municipios flamencos en tiempos de carnaval. De origen religioso, este tipo de festejos evolucionaron hasta tomar un carácter totalmente profano, pero ahora parecen haber recuperado su concepto de fiesta parroquial.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¿Cómo debe decirse, balbucear o balbucir? Pregunta Marcos Ledezma, de Álamo, Veracruz.
RESPUESTA:
Es interesante esta pregunta porque estos dos verbos significan lo mismo (hablar con defectos de pronunciación o con vacilaciones). Lo interesante es que el verbo balbucear, se puede conjugar normalmente: yo balbuceo, tú balbuceas, él balbucea, etc. pero el verbo balbucir es defectivo, o sea que no se puede conjugar en ciertas formas. Por ejemplo no se puede decir en presente yo…
Frase electrónica para terminar: No hay qué luchar contra la corriente. Puedes terminar electrocutado. ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!