El lenguaje, ese maravilloso recurso de la comunicación que tenemos nosotros, los seres humanos, lo tienen también los animalitos que conviven con nosotros en este sufrido planeta.
En el caso de ellos, a simple vista puede parecernos que sus recursos lingüísticos son sumamente limitados, porque pensamos que el léxico del perro se concreta a decir GUAU y ya dependiendo del matiz que el perrito le dé a su “palabra” podemos saber si está enojado o contento.
Sin embargo, yo le juro que he visto a mi perrita reír… la he visto sentirse ofendida (por ejemplo cuando la queremos bañar) y también casi estoy seguro que le oigo gritar emocionada ¡qué bueno que llegaste!… cada vez que eso sucede, ciertamente que no con esas palabras pero sí con un lenguaje mucho más expresivo que el de la mayoría de la gente.
O sea que el ladrido del perro es el elemento básico de su lenguaje, como el relincho es el del caballo, el balido de la oveja y el rebuzno del burro.
¿Usted ha visto a un gato miar? No se asuste, no estoy siendo procaz con mi lenguaje. Miar es maullar y también en algunas latitudes a esa voz gatuna le llaman miagar.
Todas estas voces animalísticas son viejas conocidas nuestras. Hay otras que no lo son tanto como lo que hace la pantera para expresarse que es himplar o el crascitar que es como se conoce específicamente a la acción de graznar cuando la realiza el cuervo.
Ese goooordo-gordo-gordo-gordo con el que el guajolote nos recuerda que hay que ponerse a dieta, científicamente se llama glugutear mientras que charlear se le llama también al croar de las ranas.
La gallina cacarea y el gallo canta y según dice el refrán machista, no debe ser al revés porque “Pobre de la casa en la que la gallina canta y el gallo cacarea” o sea, en la que la mujer hace lo que debe hacer el hombre y viceversa.
Además, la gallina cuando está empollando, ya no cacarea sino que cloquea… y por eso precisamente se le dice que está clueca, que es como decir que se la pasa clo clo clo cloqueando.
Al currucucú de la paloma se le llama arrullo, porque realmente te provoca las ganas de dormir plácidamente a menos que lo que estés escuchando sea a Lola Beltrán cantando el Cucurrucucú Paloma, que a ritmo de huapango compuso Tomás Méndez.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Martha Ávila pregunta ¿cómo se escriben las cantidades numéricas? Por ejemplo la cantidad 254 sería Doscientos o Docientos y debe escribirse cincuentaicuatro o cincuenta y cuatro?
RESPUESTA:
Las cantidades numéricas hasta el 30 se escriben en una sola palabra, por ejemplo, antes de 30: veinticinco o diecisiete. Pero después de 30 ya no es traintaicinco sino treinta y cinco. La palabra doscientos es así, con sc.
Frase realista para terminar: Cuando me siento a pensar, lo único que logro es sentarme ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!