Me encanta el chistecillo aquel del perro salchicha que se enrosca en un poste, se huele su propia cola y exclama… ¡Ah! ¡Conque tenemos “colita” nueva en el barrio! O sea que él había olido cualquier número de colas de sus congéneres, siguiendo sus instintos caninos, pero nunca había llegado a percibir los efluvios de su propia anatomía.
Me acordé de tan irreal chistecillo porque le quería -y le quiero- hablar hoy de los números capicúa. Si lo analizamos como un vocablo, capicúa viene del catalán cap-i-cua que traducido literalmente es “cabeza y cola” porque cada extremo de la palabra puede tener una o la otra función indistintamente.
Los números capicúa se dan con mucha frecuencia aunque los dejemos pasar inadvertidos: 202 y 1487841 por ejemplo.
Aérea, anilina y reconocer son palabras con una característica similar a la de los números capicúa porque pueden leerse de derecha a izquierda o de izquierda a derecha y de todas maneras dicen lo mismo.
Hay frases que pueden leerse casi igual de izquierda a derecha que al revés, y digo casi porque generalmente para leerlas de derecha a izquierda hay que pasar por alto la acentuación y la separación de las letras de una a otra palabra. Estas expresiones se llaman palíndromas. Por ejemplo Así Mario oirá misa leyendo en dirección contraria es asim ario oiraM isA y si alteramos como le digo, la separación entre una y otra palabra, tendremos la misma frase. Aquí le tengo otros ejemplos:
Adán, Edipo no pide nada.
Se da de cenar a necedades.
¿Óvalo? Lo lavo.
¿Así te opacan acá, poetisa?
Esa Lupe púlase.
Ese pato tápese.
Esa nuera únase.
Ese sapo pásese.
Y hablando de política le tengo aquí una décima que se refiere precisamente a la gente del pueblo y cómo entiende esa gente la política. La particularidad de esta décima es que puede leerse de arriba abajo o de abajo arriba y en ambos sentidos ¡tiene sentido!
Todos hablan sin saber,
quien más calla, éste lo sabe.
En lo posible no cabe
penetrar lo que ha de ser.
Mucho se ve disponer
en esta ocasión presente.
Nada se sabrá, es patente
de lo que se haya tratado.
Si leemos línea por línea, empezando por abajo, dice lo mismo:
De lo que se haya tratado
nada se sabrá, es patente.
En esta ocasión presente
mucho se ve disponer.
Penetrar lo que ha de ser
en lo posible no cabe,
quien más calla, éste lo sabe.
Todos hablan sin saber.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Temis (sin apellidos) pregunta ¿Cuándo puedo utilizar la palabra haber “es tener”? y agrega: ¿estoy en lo correcto, verdad? Por ejemplo si digo: a ver dime qué hiciste o a ver cómo te comportabas. ¿Está bien escrito así o tengo que poner Haber?
RESPUESTA:
Lo correcto es: “a ver ¿dime qué hiciste?” o “a ver cómo te comportabas”. Es lo mismo que decir “vamos a ver, ¿dime qué hiciste? O bien “vamos a ver cómo te comportabas”.
Piporresco refrán para terminar: “With the money dancing the dog”. Con dinero baila el perro… ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!