Distintas voces se han encargado de atar los cabos sueltos en el ataque que sufrieron los agentes estadounidenses Jaime Zapata y Víctor Ávila en suelo mexicano, donde el primero perdió la vida.
Ante la incertidumbre de cómo y por qué el pasado martes fueron baleados los oficiales de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), funcionarios tanto de Estados Unidos como de México han abonado a las pesquisas con datos de las condiciones en las que ocurrió el ataque.
El gobernador de San Luis Potosí, estado donde tuvo lugar la agresión, Fernando Toranzo, aseguró el miércoles que el crimen organizado fue responsable del atentado en una de las carreteras de la entidad.
En Estados Unidos, Alonso Peña, un oficial retirado de la ICE que estuvo asignado en México hasta 2009, dijo que los dos agentes atacados le entregaban "equipo" a otro grupo de agentes cuando se toparon con los pistoleros. "Bajaron la ventana para identificarse y fueron baleados", dijo.
Por su parte, el congresista republicano de Texas, Michael McCaul, fue más específico al revelar los datos con los que contaba. El legislador dijo que el cártel de Los Zetas emboscó en una carretera de San Luis a los agentes de la ICE, donde uno de ellos resultó muerto. Agregó que los investigadores recuperaron hasta 90 casquillos percutidos en el lugar del ataque.
La embajada de Estados Unidos en México informó este jueves que los agentes habían viajado a San Luis Potosí para sostener una reunión con otros funcionarios estadounidenses en la entidad, y que éstos viajaban desarmados, pues "el Gobierno mexicano no autoriza que el personal estadounidense porte armamento".
Mientras tanto, fuentes diplomáticas de ambas naciones dijeron que se investiga la hipótesis que señala que los agentes fueron detenidos en un falso retén, en el que delincuentes simularon ser policías o soldados, y que una vez que los estadounidenses se detuvieron e identificaron fueron atacados.