A mediados del semestre que termina participé como asistente en un Coloquio Internacional sobre Investigación en Educación Ambiental que se llevó a cabo en la hermosísima ciudad de Puebla. El acto estuvo muy bien organizado con un programa que incluyó excelentes conferencias magistrales, presentaciones de libros sobre diferentes temas ambientales, paneles de expertos con participación de asociaciones no gubernamentales y desde luego la presentación de ponencias orales y de posters. Estos últimos, por jóvenes investigadores provenientes de todos los rincones del país y de otras partes del mundo, particularmente de Brasil, Argentina, Colombia, España y Canadá. Fue para mí muy evidente la influencia que diversas universidades españolas han tenido en el desarrollo de la investigación sobre educación ambiental en México, un tema que desafortunadamente ha mostrado un avance mínimo en relación al que se muestra en otros países. Dos personajes llamaron mi atención durante el transcurso del programa, ambos presentaron las conferencias magistrales de la inauguración y clausura: en el primer caso, fue la Doctora Lucie Sauvé que es profesora del departamento de ciencias de la educación de la Universidad de Québec en Montreal y en el segundo caso cerró el Dr. Édgar González Gaudiano, el cual es actualmente profesor investigador de la Universidad Veracruzana. No obstante, aunque hubo exposición y venta de libros relacionados con el tema del coloquio mi primera decepción fue no encontrar los libros de los mencionados investigadores, de Lucié no había nada y de González Gaudiano sólo el libro que se presentó durante el evento, sobre un tema que para mí en ese momento no era de interés, sobre desarrollo sustentable. De manera que, con la motivación del evento, adquirí el libro "Educación Ambiental. Representaciones Sociales y sus Implicaciones Educativas", de Esperanza Terrón Amigón. Este fue el primer libro que seleccioné para leer en vacaciones, aunque resultó muy poco amigable y difícil de digerir, ni mis más de treinta años en la educación e investigación, ni mis diplomados en educación me facilitaron la lectura y como el objetivo de la lectura en vacaciones es disfrutarla, postergué este libro para más adelante y me dispuse a ordenar los documentos que tengo sobre el tema y hacer una buena selección.
Encontré varios artículos y ensayos de Lucié Sauvé, un libro de González Gaudiano y un libro de María Novo que me atrapó desde el momento que empecé a leerlo con el dedo. El ensayo se llama "La Educación Ambiental. Bases Éticas, Conceptuales y Metodológicas", publicado por Editorial Universitas, S.A. En la primera parte del libro María hace un recorrido por la historia de la educación ambiental, es muy significativo lo que se presenta en ésta: inicia con la afirmación de cómo la teoría educativa ha incorporado de diversas maneras al estudio del medio como fuente de conocimientos y de formación para niños y jóvenes, cita a Rousseau (1712-1778) para quien "la Naturaleza es nuestro primer maestro". No obstante, en una primera aproximación a la definición de educación ambiental, advierte que "lo que caracteriza a estas teorías pedagógicas es la consideración de la Naturaleza como un recurso educativo. Diríamos que, si la sociedad occidental de nuestra era consideró los bienes naturales como algo que está ahí "para ser explotado", esa misma filosofía es la que ha venido inspirando las prácticas docentes: explotar la Naturaleza como una fuente educativa".
Como la mayoría de los educadores ambientales, Novo argumenta la necesidad de cambiar la percepción de las relaciones entre Sociedad y Naturaleza, ya que hasta ahora el actual enfoque no ha generado beneficios para el conjunto de la humanidad por el contrario, ha desencadenado deterioro de la naturaleza y de la calidad de vida de las personas. Lo que ha generado conciencia de que tales relaciones no andan bien y que por lo tanto deben ser replanteadas. Una nueva percepción general de las relaciones humanidad-naturaleza, provocaría una nueva visión pedagógica del tema ambiental, lo cual en opinión de María Novo, "ya no basta con enseñar desde la naturaleza, usando ésta como recurso educativo; ni siquiera con proporcionar información sobre el mundo como objeto de conocimiento; se impone un paso más a nivel teleológico, un cierto salto hacia delante: educar para el medio ambiente (de modo que la conducta correcta respecto al entorno se constituye en uno de los objetivos del proceso de enseñanza-aprendizaje)".