La siguiente historia, -que me encanta-, la he escuchado en varias maneras; hoy la parafraseo para usted, apreciable lector: "Cierto día un millonario ofrecía una fiesta en una de sus mansiones, en un momento determinado detiene la música y mirando hacia el lago artificial donde criaba cocodrilos -mismos que yacían inmóviles a la orilla del lago calentando su frío cuerpo - dice:
-- ¡Quien se tire al lago y salga del otro lado, ganará 3 millones de dólares!
En ese momento, un joven salta al agua desde el hermoso puente elevado que cruzaba el lago, con una velocidad que el mismo Tarzán envidiaría, luego de nadar desaforadamente escapa de una decena de fieros cocodrilos, los invitados expectantes, se arremolinan en la ribera del lago artificial. ¡La escena es increíble!
Después de algunos segundos de terror y pánico, el valiente joven mojado, sudoroso, tomando fuertes bocanadas de aire y con los ojos desorbitados sale del otro lado y corriendo brinca la cerca de malla.
El millonario a paso acelerado se le aproxima y le dice:
-- ¡Felicidades!, además de ser muy veloz, ¡eres más valiente! ¿Dónde quieres que te deposite el dinero?
-- ¡Muchas gracias!, pero no quiero la inmensa cantidad de dinero que ofreció.
Impresionado, el magnate pregunta:
-- Pero si no quieres los 3 millones de dólares que ofrecí, entonces ¿qué quieres?
El joven, mirando para todos los lados, responde irritado:
-- Quiero saber, ¿quién fue el hijo de la tiznada que me aventó desde el puente al lago?
La moraleja de esta historia es formidable: eres capaz de realizar las más asombrosas hazañas que a veces, ni tú mismo te las crees ¡Basta un empujoncito!, hasta un hijo de la tiznada en ciertos casos... es útil en tu vida."
Cuantas veces en tu camino, te has topado con jijos de la fregada que creen que porque te empujan a la calle o te cierran la puerta, van a cancelar que triunfes y seas feliz, evitando con ello tu natural crecimiento.
Si eso sucede, es porque la vida tiene siempre cosas mejores para ti; recuerda que cuando una puerta se cierra, siempre habrá otras con mejores oportunidades. En el camino de tu vida nada acontece por casualidad, sé como los buenos navegantes que tienen la inteligencia para utilizar todo viento a su favor.
Recuerda que "hasta una patada en las nalgas sirve pa' empujarte hacia adelante", nunca olvides que a pesar de empujones a la calle, cerradas de puertas y cancelaciones de oportunidades, la única razón por la que eres un triunfador de la vida y estás pleno de salud, bendiciones, amor, armonía y felicidad... es porque tú, sólo tú, así lo has decidido, porque eres el arquitecto de tu destino; recuerda que absolutamente nada te llegará de afuera... que no anide en tu interior.
A partir de ahora imprime tu marca personal en tu tarea; recuerda lo que Shakespeare decía: "estamos hechos de la misma materia que los sueños." Sueña en grande y trabaja con ahínco, que el éxito es 99 % transpiración y 1% inspiración.
Conviértete en tu mejor amigo, disfruta tu cuerpo y cada uno de tus años; metafóricamente escucha la voz de tu corazón, intégrate como uno solo a los prodigios de tu vida, valora la auténtica amistad, disfruta cada paso del camino; si algo partió de tu espacio vital (trabajo, amor, casa) siempre habrá un porqué que pronto encontrarás. ¡Ah! y no dejes de sonreír, que es la manera más sencilla y amorosa de darle las gracias al Señor por el milagro del nuevo amanecer.
Lo de disfrutar la vida y sonreír a pesar de las adversidades, me recuerda a Diván, el viejo tahonero de Güémez que llega a casa cómo "el jibarito", -lleno de contento- su mujer al verlo así, le pregunta:
-- ¡Viejo!... ¿De dónde vienes?
-- De con el Dr. Roldán.
-- ¿Y qué te dijo? -Pregunta intrigada la mujer.
-- Quesque, ¡tengo una "sonrisa simpática y soy feliz"!
-- A ver, préstame la receta, después de leerla exclama:
-- ¡Lee bien 'abrón!, aquí dice que tienes: ¡Cirrosis hepática y sífilis!
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