Leyendas laguneras

Sitios de la región enmarcan historias que ‘asustan’, que incluyen gritos desgarradores, ruidos de extraña procedencia, hombres y figuras femeninas con diversas lesiones.

El tesoro del hombre de la capa

-Vamos!, ¿no se puede apresurar?

- Gritaba una mujer en medio de una gélida habitación a un hombre que se encontraba dentro de un pozo.

Junto a ella, su esposo, un médium y tres hombres más buscaban un tesoro perdido años atrás. El médium detenía sus cánticos y oraciones para decirle que no se apresurara, que el trabajo era difícil pues ‘el hombre de la capa’ y algunos espi´ritus más que lo acompañaban, aún no aceptaba dar su valioso tesoro.

LA CARRETA

Meses atrás, la pareja había escuchado de uno de los habitantes más viejos del lugar, sobre la existencia de un tesoro en su propiedad. ‘Cuenta la leyenda –decía el ancianoque un grupo de bandidos perseguía una carreta donde viajaba un hombre adinerado con sus dos hijas.

Sobre la carreta, atado junto a sus pertenencias, llevaban un enorme cofre que contenía un valiosísimo tesoro, con joyas, monedas de oro y hasta coronas con piedras preciosas. Sin embargo, al ver que los bandidos les daban alcance, decidieron arrojar el cofre a un pozo que se encontraba cerca del camino.

Así, los bandidos verían que no poseían ningún tesoro y los dejarían en paz. Después, ellos regresarían por aquel cofre lleno de riquezas, ... pero el plan salió mal y los bandidos dieron muerte a todos los viajeros. Con el tiempo, el pozo fue cubierto sin que nadie descubriera que ahí aguardaba un tesoro.

Y sigue aquí –decía- y estoy seguro que está bajo su propiedad

–afirmaba señalando a la pareja.

AVARICIA

La insistencia del anciano fue tal, que la pareja, llena de avaricia, hizo los arreglos necesarios para que un médium los guiara en la búsqueda del tesoro y junto a otros tres hombres empezaron a cavar en el lugar donde ellos pensaban se encontraba el tesoro.

-¡Aquí está, aquí est´a!

–gritaron los hombres que estaban en la fosa.

Con la ayuda de los presentes, poco a poco, el cofre fue emergiendo, mientras el frío aumentaba y un viento inusual azotaba puertas y ventanas. El tesoro salió y con avidez lo abrieron para encontrar una gran cantidad de oro, joyas y coronas.

-Nosotros nos llevaremos la mayor parte -dijo la mujer. En ese momento una negra sombra cerró su paso, la tapa del cofre cayó y toda aquella riqueza se hundió en el pozo junto a dos hombres que aún permanecían en él.

Los esfuerzos fueron inútiles para recuperar el tesoro y rescatar a los hombres. Días después la mujer murió de un ataque al corazón.

CONTINÚA ENTERRADO

A partir de este suceso, se cree que el tesoro se mueve en el subsuelo, de una casa a otra. Quienes habitan en esta zona, ubicada en el centro de Gómez Palacio, continuamente escuchan golpes en las paredes y ven una sombra con una extensa capa que cruza de una casa a otra.

Nadie se ha atrevido a buscar el tesoro del ‘hombre de la capa’, incluso algunos desconocen su existencia.

Una mujer en busca de su hogar

-¡No me dejen encerrada aquí!... ¿qué me van a hacer?...

¡Aún no estoy muerta! Los gritos desgarradores de una mujer se escuchaban por todo el panteón...

- Ahí te quedas, no podemos exponernos a que nos vayas a contagiar... no podemos seguir manteniéndote en la cantina – le decía una mujer ya entrada en años.

Una joven apodada ‘La Cubana’ yacía en un cajón de madera guiado por 5 hombres. La cargaban para llevarla al centro del cementerio y ahí, enterrarla viva.

No importó su desesperación, ni sus gritos, ni sus súplicas... pronto sintió cómo era arrojada a un pozo y después... montones de tierra encima.

- Esto es una barbaridad... ¿sabe lo que estamos haciendo? ¡Está viva!

-De todos modos pronto estaría muerta... y todos nosotros junto a ella.

AL OLVIDO

Ese fue el fin de ‘La Cubana’, una joven mujer que fue el deleite de muchos hombres antes de que fuera atacada por el virus de la viruela negra. ‘La Cubana’ trabajaba en uno de los burdeles de la Alianza en Torreón, sus servicios eran muy solicitados por su inigualable belleza... hasta ahí llegaban viajeros de diferentes partes del país, quienes gozaban de sus encantos.

Sin embargo, al sufrir el contagio, ‘La Cubana’ quedó recluida en el cuarto que empleaba para recibir a sus clientes en el burdel. La clientela poco a poco dejó de asistir, por temor a ser contagiados, y al ver esto, la dueña del lugar decidió enterrarla viva. El tiempo pasó, y la Cubana fue olvidada.

LLÉVAME A MI CASA

Una noche, un taxista que esperaba pasaje fuera del burdel vio a una mujer muy guapa, vestida de negro y con un velo en su rostro... lucía extraviada... buscaba algo en aquellas calles sin encontrarlo.

-¿Puedo ayudarla, señorita?

-Sí, busco mi casa.

-Yo puedo llevarla. Este lugar es peligroso para que una persona como usted, tan guapa, ande caminando por aquí. Venga, yo la llevo.

La mujer dio indicaciones al taxista sobre su destino. El camino era el mismo que llevaba al panteón municipal.

-Llegamos, señorita. ¿Va usted a visitar a algún familiar aquí enterrado? La joven dio un billete al taxista, se bajó de la unidad y se dirigió a la puerta del cementerio.

-No me espere... aquí vivo

– le dijo.

El taxista pensó que no había escuchado bien.

-Esta esmi casa... ¿o acaso no me conoce?

La mujer quitó el velo de su rostro para mostrar al taxista un rostro negro, con la piel carcomida y cuencas en lugar de ojos. Tal fue la impresión, que el taxista cayó desmayado.

Han pasado más de cien años desde que La Cubana fue vista viva en aquel burdel, pero en las calles de la Alianza aún se ve cómo una guapa mujer detiene un taxi y pide ser llevada hasta su hogar... el panteón.

Al Diablo le gusta la cumbia

-¿Adónde vasMariana?, ¿qué no ves que ya es muy tarde?... y vestida así... ¿qué pasa contigo?.

-Voy a un baile, ya te había avisado.

- Y yo te había dicho que no te daba permiso. Anda, métete a tu cuarto y después hablamos.

- Lo siento, el permiso ya te lo había pedido y mis amigas me están esperando.

- No, Mariana, no se te ocurra salir de tu casa.

- Nos vemos. Mariana dio un paso fuera de su casa mientras escuchaba que su madre le gritaba hasta quedarse afónica.

De nada sirvió... esa noche habría un baile en su ciudad y nadie le impediría ir hasta allá. Sus amigas la esperaban en una esquina, juntas irían caminando a ‘La Pista’, el lugar donde se hacían los mejores bailes en Lerdo.

UNA FIESTA SIN IGUAL

La famosa ‘Pista’ estaba llena de gente, Mariana no traía ‘bailador’, pero sabía que pronto conseguiría a un muchacho guapo y rico que la invitara a bailar... tal vez hasta podría sacarla de la pobreza en la que vivía y liberarla de sus padres que siempre la querían tener encerrada.

Las cinco jóvenes mujeres se sentaron alrededor de la pista de baile. Pronto Mariana fue asediada por varios jóvenes que la invitaban a bailar, pero ninguno que le ‘llenara el ojo’. De pronto sucedió... en la puerta, apareció un hombre guapo, elegantemente ataviado, que buscaba con su mirada alguien con quién bailar.Mariana empezó a acariciarse el cabelloyaobservar cada uno de sus pasos hasta que el hombre la descubrió sentada entre sus otras amigas y se dirigió hacia ella.

- ¿Me permites una pieza?

– le dijo.

Mariana aceptó y juntos se dirigieron al centro de la pista. Mariana se sentía flotando entre nubes hasta que un calor intenso empezó a invadir su cuerpo, un calor muy extraño... ¿sería que tenía fiebre? El calor se intensificó en su espalda, justo donde el hombre tenía su mano.

Pronto fue insoportable y lo apartó de ella de manera violenta.

Al hacerlo, descubrió que su pareja la miraba y sonreía de manera extraña. Sus ojos parecieron tornarse más negros, con la pupila totalmente dilatada. Mariana miró hacia abajo buscando deshacerse de esa imagen, pero lo que vio fue algo mucho peor: las piernas enfundadas en el elagante pantalón eran ahora unas patas de cabra.

Comenzó a gritar y fue entonces cuando el hombre tomó su verdadera forma... un enorme ser de piel roja, ojos alargados y profundamente negros, patas de cabra y cuernos retorcidos en su cabeza. Abrió su boca sonriendo de manera grotesca y enseñando sus afilados colmillos... sólo un instante... y desapareció.

Mariana se desmayó, mientras la multitud se apresuraba a salir de aquel lugar.

Una de sus amigas la rescató, pero el hombro de la joven seguía ardiendo como brasa viva.

Cuando su amiga la volteó para ver su espalda, descubrió una enorme garra plasmada en ella. El lugar tuvo que cerrar y la historia se esparció por toda la comarca lagunera:

‘El diablo había bailado en ‘La pista’ de Lerdo’.

El fantasma en el retrovisor

Hace unos días me pasó algo muy extraño... contaba Adolfina a su padre... me dirigía al trabajo, eran como las 6 de la mañana y al pasar por el desnivel me fijé en el retrovisor para cambiar de carril, sin embargo de momento creí que el retrovisor se había movido porque reflejó mi imagen en él... volví a poner atención en el camino y después tomé el retrovisor para colocarlo en su lugar, pero me di cuenta que estaba bien... vas a decir que soy una tonta, pero empecé a sentir miedo.

-Ibas medio dormida, ¿eh? – le respondió su padre, un hombre de unos 60 años de edad a quien la historia le resultaba muy familiar.

-Sí, eso creo... bueno, quiero creerlo. No dormí bien anoche y estarme levantando tan temprano...

-O bueno, tal vez pudo ocurrir otra cosa si es que crees que existe otro mundo aparte de éste...

-¿Cómo?...

-Sí, verás... supongo que no lo sabes, porque te cayó de sorpresa esa ‘visión’ que tuviste... tal vez por los años que has vivido lejos de la Laguna, pero aquí en Gómez Palacio hay precisamente una leyenda sobre una mujer que se aparece en el desnivel, justo por donde pasabas cuando viste ese reflejo extraño en el retrovisor.

Adolfina guardó silencio, tal vez no creía mucho en esas cosas, pero decidió escuchar a su padre.

PERDIDA

Existen varias versiones al respecto, pero en todas se liga a la figura femenina con el fantasma que ahí aparece.

Mis padres me contaban que una familia había salido de un baile en Gómez y se dirigían hacia Torreón, pero al pasar por este punto chocaron con el tren. Su joven hija murió en el accidente, y desde entonces se aparece pidiendo que le den un ‘aventón’ hacia Torreón.

Varias personas la han visto deambular en ese lugar ya tarde o muy temprano, antes de que el sol salga. Incluso, se cuenta que un taxista la vio caminando... la jovencita le hizo el alto para poder subirse al vehículo, pero el hombre no se detuvo y de pronto la vio sentada en el asiento trasero, dicen que el rostro de la mujer era tan horrible que el taxista tardó mucho tiempo en recuperarse y se fue a vivir a otra ciudad, lejos de aquí.

Adolfina hizo una mueca de incredulidad.

-Por supuesto que no creo ni una palabra de lo que me contaste... lo que vi era algo diferente, no era un fantasma que quería espantarmecomo la historia del taxista, era el rostro de una mujer cansada... como el mío, justo cuando me despierto tan temprano para ir a trabajar.

SUBE

Los días pasaron... y a pesar de su incredulidad, Adolfina no podía olvidar el relato de su padre cada vez que pasaba por el desnivel. Sus ojos inevitablemente buscaban en el retrovisor aquel rostro.

- Si es verdadera la leyenda, esa mujer está cansada, está perdida...

Tal pensamiento la llevó a detenerse en uno de sus viajes para Torreón. Justo en el desnivel abrió la puerta. -Vamos, yo te llevo...