¿A caso quieren que diga mentiras?, ¿no les basta con el invento de George W, Bush, de que había armas en poder de Saddam Hussein, para luego pretender justificar su ahorcamiento? Llevo una hora tratando de pergeñar una opinión acerca de lo que está sucediendo con Muamar Gadafi, el dictador libio, con el que no estará nadie en sus cinco sentidos de acuerdo en que siga sentado en el sillón de mando después de cuatro décadas de mantener un régimen antidemocrático y no he podido ir más allá de poner mi nombre.
La computadora que utilizo oprimiendo teclas, como anteriormente usaba la tradicional máquina de escribir, con las ventajas inherentes que proporciona el poder consultar la Internet e imprimir ipso facto cualquier idea que se me ocurra, ha estado haciendo de las suyas y como si tuviera vida propia en veces se niega a todo lo que le pido, que no se crea es mucho, pero sí vital a mis años si es que quiero disfrutar este largo fin de semana.
De acuerdo a las versiones que leo en los periódicos, no falta mucho para que a Gadafi lo envuelvan en un sudario. Ahora no está en el poder ninguno de los Bush, pero como si lo estuvieran, los Estados Unidos de América hacen declaraciones tronantes indicando que no aceptarán que en el mundo haya tiranos que subyuguen a sus pueblos... excepto los que se les pongan de rodillas a ellos.
Es decir, siendo menos drásticos, diré: a los que sean sus aliados. Llevan tiempo esperando el momento preciso para echar a Gadafi en la joroba de un camello mandándolo a vender bufandas en El Sahara. A pesar de que el secretario general de Liga Árabe diga que "la protección de los civiles no necesita de un operativo militar en Libia", y de que Rusia se distancie del operativo militar, lamentando que la intervención armada se haya hecho fuera del marco de la resolución de la ONU "aprobada a toda prisa".
Véase si da lo mismo que esté Juana que Chana en el salón oval. En el Pentágono hemos de suponer que están los mismos que con Bush, en que su palabra preferida era: intervención, a cualquier costo y bajo cualquier circunstancia. Ya a Gadafi lo hicieron perro del mal y salvo que tenga un as bajo la manga (misiles escondidos de larga distancia en lugares estratégicos) de otro modo el poderío militar que tiene enfrente lo cocinará en su propia salsa.
Nunca en el mundo hubo una potencia como la de los Estados Unidos que se han especializado en medirse con países que hasta ahora no son de su talla. Es el grandote de la clase experto en artes marciales. Bien, se podría decir que hasta ahora les han servido de práctica las invasiones a países con cierta debilidad. Aunque en un chiripazo, como sucedió en las islas Malvinas o Falkland en que los argentinos pusieron a parir cuates a los ingleses con el misil francés Exocet AM39, pudiera repetirse la historia.
¿Usted recuerda la Guerra de las Malvinas? Los que les pueden contar algo son los miembros de la Junta Militar de Argentina. Las Malvinas se ubican en un archipiélago conformadas por dos islas grandes y 20 pequeñas. Se cometieron atrocidades con jóvenes argentinos que dio lugar a un juicio contra los generales que ordenaron el inicio de las hostilidades, que se iniciaron el 2 de abril de 1982. Ambos países, Inglaterra y Argentina reclamaban su soberanía.
Se armó la pelotera cuando la Dama de Hierro, Margaret Tatcher, decidió enviar tropas inglesas para recuperar las islas que llamaban Falkland. Eso dio paso a que los argentinos usaran un misil de fabricación francesa que dio en el blanco. Fuera de ese artefacto, se usaron misiles que no tenían dinamita o que explotaban antes de que se pudieran lanzar, era un equipo usado en la segunda guerra mundial, en tanto los ingleses tenían equipamiento de última generación. Estaba claro quien obtendría la victoria. Se rumoró que los ingleses recibieron la ayuda técnica de los norteamericanos, quienes de acuerdo con la doctrina Monroe propalan que América es de los americanos lo que en esa ocasión, se aseguraba, no sucedió.
Aun continúa en tribunales la disputa de la soberanía. Jorge Rafael Videla que presidió la Junta Militar fue procesado por asesinato y sentenciado a prisión perpetua en 1985. Luego recibió el indulto del presidente Carlos Saúl Menem en el año de 1990.
No hemos de vivir mucho para ver el epílogo.