El escenario ya luce mejoras, luego de que los aficionados del River Plate destrozaron todo lo que encontraron a su paso días atrás. (El Universal)
Como un relámpago, el estadio Monumental ha sufrido una transformación. Hace prácticamente un mes, River Plate perdió la categoría a manos del Belgrano y su histórico inmueble quedó hecho trizas. Hoy, las reparaciones (cotizadas en 5 millones de dólares) tienen al escenario más que apto para albergar la final de la Copa América 2011.
Ayer concluyeron los arreglos, que no sólo incluían butacas de madera (rotas por fanáticos de las Gallinas al término de aquel juego), sino también cristales. También se aprovechó para modernizar palcos, baños e instalaciones.
Hace unos días todavía se observaba a los herreros, dedicados a reforzar las rejas que protegen los alrededores del estadio. Igualmente; trabajadores se apoyaban con grúas y poleas en el traslado de excusados.
"Debido a que había plateas de madera rotas, se colocaron las piezas que faltaban, se hizo el cambio de vidrios y se aprovechó para modernizar algunas cosas viejas, como los palcos de autoridades, butacas, alfombras. Todo estará en condiciones para la final", comparte Lucas Comuzzi, fotógrafo que labora en el club River Plate.
"Estuve desde el principio el día del compromiso", revive, nostálgico, el pasaje del descenso. "Fue un domingo más, como cualquiera. Acudí con mi hijo de 11 años para ver al River, que había perdido 2-0 de visitante. Tenía ventaja deportiva, por lo que con dos goles salvaba la categoría", recuerda.
"River hizo un gol a los cinco minutos del primer tiempo, o sea que todo estaba dado para que pudiera hacer un gol más en el tiempo restante. A los pocos segundos le hacen un penal muy claro a un delantero de River, Caruso. Fue clarísimo, muy evidente. El árbitro no lo cobró", añade Comuzzi.
"Al empezar el segundo tiempo, Belgrano hace un gol. La gente empezó a tener miedo, porque se venía lo que nadie quería esperar. Todavía a falta de 15 minutos para el final le cobran un penal a River, lo patea Pavone, lo erra...".
A falta de siete minutos para el silbatazo final la gente enloquece. "Comenzaron a tirar cosas a la cancha, el árbitro suspendió el partido y luego todo lo que se vio en los noticieros, gente llorando, desmanes. Un día muy triste en la vida de River", relata Comuzzi.
Ubicado desde una platea en San Martín baja, el fotógrafo tardaría unos instantes en reaccionar.
"Cuando vi los destrozos me quedé cuatro o cinco minutos mirando lo que pasaba. Al ver que las cosas empeoraban, estaba con mi hijo de 11 años, traté de salir rápido. Vivo cerca del club, a unas 10 cuadras, llegué caminando a mi casa, prendí el televisor y lo más grave lo vi ahí. Un recuerdo muy triste".
El club espera que la sanción no sea tan cruel y el Monumental quede habilitado no sólo el domingo, en la final de la Copa América entre Uruguay y Paraguay, sino también en el torneo local.