El arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, pidió a todos los ciudadanos del estado salir a votar mañana y 'no dejarse intimidar por la violencia que se vive en la entidad'.
Además, en entrevista con Notimex, Suárez Inda demandó al próximo gobernador, sin importar del partido que sea, 'que tienda puentes, que no considere sus enemigos a los otros contendientes', y que les permita seguir participando en beneficio de la entidad.
Declaró que los habitantes deben sufragar este domingo y tener la confianza en que todo puede mejorar, pues 'si dejamos todo al gobierno, no hay gobernante que tenga la capacidad mágica de transformar el estado sin la colaboración de la ciudadanía'.
Sin embargo, la máxima autoridad eclesiástica en Michoacán admitió que hay circunstancias que no favorecen el desarrollo de la jornada electoral, 'pero todos debemos responder y reaccionar con entereza pensando que la voluntad ciudadana debe prevalecer'.
El sacerdote aseguró que el ejercicio del voto es la manera civilizada de luchar contra la violencia, 'ya que la fuerza bruta no arregla nada'.
En ese sentido, señaló que todos los que pueden votar 'tienen un serio compromiso, y sería una grave omisión no hacerlo, ya que la abstención es un peligro grande para que sea un porcentaje mínimo quien decida esta situación'.
Admitió que el pueblo de Michoacán 'se siente deprimido y amenazado por las extorsiones, secuestros y asesinatos, por lo que debemos revertir la dinámica de la muerte y la destrucción con la valentía y la participación responsable de los michoacanos'.
Por otro lado, Suárez Inda consideró que el próximo gobernador, sin importar su afiliación política, 'debe conformar un equipo de gente honesta, competente, y no se debe rodear de gente que busque intereses egoístas sino que quieran servir al pueblo de Michoacán'.
Añadió que por su parte ofrecerá, a quien resulte electo como gobernador, 'mi oración y la colaboración efectiva de quienes conformamos la Iglesia católica para ser aliados de las causas justas'.
Aunque advirtió que 'ejerceremos la libertad de opinar si es que vemos que las cosas no van bien y se lo diremos de forma personal y directa, sin que ello signifique que la Iglesia intervenga en política, ya que somos parte de la sociedad'.