Entre hermanos. Demián y Bruno Bichir estuvieron muy contentos trabajando juntos en este proyecto.
Demián Bichir está en el cielo y no solamente por su reciente nominación a los Spirit Awards como Mejor Actor por Una vida mejor, otorgado a lo mejor del cine independiente, o debido a que su nombre suena fuerte para el Oscar por la misma película.
El actor de 48 años está pasando por uno de sus mejores momentos profesionales, pues acaba de concluir rodaje de la mano de Oliver Stone (Pelotón) y está produciendo la obra Nadando con Tiburones, donde compartirá créditos con Ana de la Reguera y Alfonso Herrera, siendo dirigido por su hermano Bruno.
Y por si fuera poco ayer estrenó la cinta irlandesa Amigos por Accidente, en la que interpreta a un piloto que debe hacer un aterrizaje forzoso, en un pueblo inglés.
La historia se basa en un hecho real, ocurrido al mexicano Rubén Ocaña (1983), quien recibió ayuda del pueblo al que llegó, construyendo una pista apropiada, para levantar el vuelo. "Para mí lo más importante es ver cómo las personas somos exactamente iguales a pesar de ser de diferentes edades, países o idiomas", dice Bichir en entrevista.
"Pero bueno, no es la historia de ese piloto, sino que sólo se aprovechó la anécdota para que Ian Power (el director) la hiciera", apunta,
En la cinta comparte créditos con su hermano Bruno, quien hace al antagónico.
Antes del estreno, Demián y Bruno conversaron sobre sus experiencias con los aviones. Algunas de miedo.
→ ¿Les ha pasado algo extraño en algún vuelo que hayan tenido?
DEMIÁN: Siempre me había preguntado qué pasaría si un avión a punto de aterrizar alzara vuelo de nueva cuenta ¡y sopas! Estaba por llegar a Atlanta para una conexión y cuando estaba a punto de tocar tierra, lo levantó una bolsa de aire y entonces perdimos la mitad de la pista y cuando quiso aterrizar, ya estábamos casi al final de ella.
Entonces casi con la panza pegada al piso, metió los turbos y para arriba otra vez, lo volvió a intentar y aterrizamos bien. Pero ese pequeño momento ¡nos puso los pelos de punta!
BRUNO: Me encanta volar y por fortuna nunca me ha pasado nada. Celebro mucho la percepción de que tenemos buenos caballeros águila, que los pilotos mexicanos son espléndidos personas en el aire
→ ¿Cuándo han sentido que les han dado el avión (por su lado)?
DB: Seguramente me lo han dado muchas veces, pero creo que más que nada me han mandado a volar (sentimentalmente). ¡Y sí es bien feo! (risas).
BB: No sé, creo que si sucede no me he dado cuenta, soy inocente en eso (risas). Y no me gusta darlo.
→ ¿De niños soñaron con volar?
DB: Alguna vez se me antojó ser piloto y hasta la fecha tengo ganas de tomar un curso. Aprendí lo elemental para esta película. Y he tenido la fortuna de viajar en la cabina muchas veces, durante el despegue o aterrizaje de un vuelo y es una de las experiencias más alucinantes de mi vida.
BB: Algo hay de eso por los ropajes de antaño, sus lentes, su gorrito de piel de cuero, sus orejeras, su chamarra, sus arneses en los muslos. Y me gustaba eso de apretar botoncitos.
→ ¿A quién les gustaría mandar a volar?
DB: ¡No caben en un 707, pero que no se estrellen, eso ya es extremismo!
BB: ¡Hay varios, no caben en un charter!