De inmediato. En cuestión de segundos Noé sirve vasos de tepache helado a sus clientes en el cruce de la avenida Juárez y calzada Francisco Sarabia de Torreón, en unos meses quedará desempleado por el frío.
Sólo una gorra y una pared le ofrecen sombra durante menos de cinco horas a Noé Olvera que trata de promocionar su bebida entre los conductores que pasan.
Con un vaso de tepache en la mano y un cartel de precios de cartón es como día tras día se intenta ganar la vida el joven de tan sólo 19 años.
A pesar de que hoy parece adaptado al clima de la región no siempre fue de la misma forma, pues apenas tres años atrás disfrutaba del fresco clima de su estado natal: Hidalgo.
"Ahí me enseñé a hacer el tepache, mi hermano y yo aprendimos de un amigo allá en Hidalgo y empezamos a venderlo como pudimos... siempre hemos tratado de salir adelante", menciona Noé.
Detiene un momento su búsqueda de recuerdos cuando un coche se acerca a su tradicional barril verde y suena el claxon, sabe que es hora de atender al cliente lo más rápido posible.
BUSCANDO EL CALOR
En menos de un minuto el vendedor saca un vaso de unicel, lo llena de líquido helado, coloca una tapa y lo entrega junto con popote y servilleta, "son trece pesos", le dice a los tripulantes de un coche.
Una vez hecha su venta vuelve a colocarse de espaldas de la pared que le ofrece sombra durante unos momentos, retoma su historia justo cuando decidió cambiar de ciudad.
"Nunca nos fue bien, allá hace frío y poca gente nos compraba en las calles, a veces andábamos entre cruceros y ni así... nos dijeron que en Torreón siempre hacía calor y por eso vinimos".
Al colocar su barril en el primer crucero en 2009 Noé y su hermano se encontraron con otros vendedores de tepache, el centro de la ciudad se encontraba ocupado y decidieron ocupar el oriente.
En su nueva ubicación su suerte se vio favorecida teniendo gran éxito, sobre todo entre transportistas y taxistas.
"Ahorita ya tenemos tres barriles en toda la ciudad, no es lo que quisiéramos pero hemos crecido poquito y con mucho esfuerzo...es gracias al calor", comenta el joven mientras limpia sus manos en un mandil.
De forma casi fugaz atiende otros clientes y vuelve a buscar la sombra de la pared que cada vez se va haciendo más pequeña.
Noé hace una nueva pausa y cambia su tono, sabe que en invierno la situación se vuelve muy compleja y el tepache no es un producto de esa temporada.
"Nos queda mes y medio para juntar lo que podamos de dinero, cuando llegue el frío me vas a ver trabajando de lo que sea... se pone muy difícil".
Con esta idea sabe que debe esforzarse el doble y tratar de llevar dinero a su hogar, se olvida de la casi nula sombra de la pared y se coloca a un lado de su barril.
NOÉ OLVERA
Vendedor de tepache
EL SIGLO DE TORREÓN
