Lo malo es la desmemoria, la apatía, la sonsera de pensar que no hay para donde hacerse. Lo imperdonable es la inocentada de creer que después de que una ciudadanía asqueada los sacara a patadas de Los Pinos; avergonzados y arrepentidos los priistas aprendieron su lección. Lo malo es creer que doce años con las manos afuera del poder absoluto que detentaron durante varias décadas, los motivaron a hacer examen de conciencia y a aprehender el significado de palabras como moral, ética, justicia, equidad o responsabilidad; antes de atreverse a pedirnos mediante el voto; una nueva oportunidad.
Lo malo es olvidar que corrupción, fraude mentira, ilegalidad, impunidad, prepotencia y soberbia; es el único lenguaje que los PRIvilegiados conocen. Lo malo es imaginar que adecentados y renovados, pudieran tener algún interés de trabajar por nuestro país en vez de hacerlo a favor de sus personales intereses. Lo malo es soslayar el envilecimiento moral que sus funcionarios corruptos exitosos e impunes; siguen causando a las nuevas generaciones. Lo malo es asumir que el viejo lema "El que no transa no avanza" sigue funcionando. Lo malo para todos los mexicanos es que la impunidad y la burla que nos arrojan a la cara todos los días los funcionarios públicos indiciados o acusados de actos criminales; es la escuela de los aspirantes a la función pública.
¿Conoce usted algún priista aunque sea de mediano nivel que no goce con toda naturalidad de influencias, compadrazgos y riquezas "inexplicables"? Lo malo es el desparpajo, la ausencia de recato, el cinismo explícito con que se desenvuelven esos señores. (Debe haber excepciones, pero yo no las conozco). "Lo malo es aceptar que nos digan que hicieron clínicas y hospitales, que construyeron carreteras; porque fuimos nosotros quienes pagamos por todo eso a precio de oro, y somos nosotros los que padecemos lo que dejaron de hacer por su pura ratería.
El PRI ha sido la más aberrante enfermedad de México; aseguraba mi maestro Germán Dehesa; y los hechos le dan la razón. Un partido que durante su larguísima dicta-blanda envileció el alma de muchas generaciones con sus ejemplo: lamer el c... del superior para obtener a cambio un podercito menor, pero sustancioso durante al menos un sexenio. Lo bueno es que todavía quedamos muchos ciudadanos que guaramos en la memoria la dolorosa experiencia de haber sido gobernados por una pandilla basura.
Lo bueno es que después de experimentar al menos una incipiente e imperfecta democracia; descubrimos que vale la pena luchar para consolidarla. Lo bueno es que ahora tenemos muy claro que no aceptaremos un régimen que nos someta, que nos ningunee y mucho menos que se niegue a entregar cuentas bien claras a sus patrones que somos los ciudadanos.
Lo bueno es que ahora sabemos que somos los mandantes y no los mandaderos. Lo bueno es que el bailarín Moreira, de momento la cara más visible y nada menos que presidente del renovado y moderno PRI; arropado por su partido que se sustenta en complicidades, intercambio de favores y protecciones (hoy por ti, mañana por mí) en lugar de renunciar y esclarecer (si es que tiene algo que esclarecer) como lo exige el poder y la responsabilidad que los coahuilenses le otorgaron; ante las acusaciones por la ignominiosa y fraudulenta deuda que avaló; responde sonriente y sin-vergüenza: "el ofendido soy yo".
Lo bueno es verlo para creerlo. Lo bueno es escuchar a Beltrones brindando su decidido apoyo al bailarín (bien dicen que perro no come carne de perro). Lo bueno es escuchar a Cristina Diaz, secretaria general del PRI, declarando que "confía en que la mayoría priista en la Cámara de Diputados frene cualquier intento de enjuiciar públicamente a Humberto Moreira". Lo bueno es darnos cuenta de que Peña Nieto, siempre alineado y fiel a los principios de su partido, ahora apoya a Moreira como lo hizo antes con su pariente Montiel, el exgober del Estado de México de quien heredó la gubernatura a cambio de no tocarlo ni con el pétalo de una rosa. Lo bueno es ver libre e impune a Mario Marín, exgober de Puebla después de lo que él llamó un coscorrón a Lidia Cacho y que en realidad consistió en un vil secuestro y otras cosillas. Lo bueno es que esos señores no se toman la molestia de ocultarse y exhiben sus comportamientos para que nos quede bien claro lo que podemos esperar del nuevo PRI.
Y por último debo reconocer que somos ciudadanos con suerte por tener malo y bueno, pues es bien sabido que entre políticos sólo existe malo y peor. Y para terminar, quiero pedir perdón a mi amigo Fer quien me ha pedido no opinar sobre política ni políticos. Que soy una ignorante en el tema -dice- y tiene razón, pero también soy ciudadana y pues si nomás los expertos opinan; por eso estamos como estamos.
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