Impotencia. La maestra japonesa de laUAL,Ayumi Inayama, siente impotencia por la distancia.
Como una costumbre diaria, la maestra japonesa de la Universidad Autónoma de La Laguna, Ayumi Inayama, encendió la televisión el viernes en la mañana sin pensar que una terrible noticia interrumpiría sus actividades cotidianas, un terrible terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter azotaba su país natal.
Con la voz entrecortada, la maestra de idiomas, que desde hace cinco años radica en La Laguna, recuerda el escalofrío que además de enmudecerla, la tumbó sobre la cama mientras veía desfilar las imágenes del terremoto acompañado del devastador tsunami que castigaban al imperio del sol naciente.
“Lo primero que me vino a la mente fue mi familia, rápidamente reaccioné para llamar a la casa y la verdad descansé cuando supe que todos estaban bien, sin embargo no se puede describir los sentimientos cuando vez tanta destrucción y estás a miles de kilómetros de tu país”, recordó la maestra que enseña japonés en la universidad lagunera.
Ayumi agradece las muestras de solidaridad de sus compañeros, alumnos y amigos que la buscaron por toda la universidad y le hablaron de manera constante para preguntarle por el estado de su familia y hacerle saber su apoyo, minutos después de que los medios de comunicación nacional dieron a conocer la noticia.
“Sin duda una gran herramienta en este tipo de emergencias es el internet y las redes sociales, ya que la desesperación por saber cómo está tu gente, tu país, es mucha, y para no tener que esperar los noticieros locales ingresé a varias páginas japonesas para enterarme de la situación de Japón, aunque las redes sociales también fueron de mucha utilidad”.
Afortunadamente la familia y amigos de la maestra Inayama viven al oeste de Japón, lejos del epicentro del terremoto, que fue mil veces más fuerte que el de Haití, según informan las autoridades, aun cuando esto no impide que la joven nipona sienta el escalofrío de la tragedia de su pueblo, a miles de kilómetros de distancia.