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Lo que hay que saber de la leche materna

Conoce los principales beneficios de la lactancia materna

Lo que hay que saber de la leche materna

Lo que hay que saber de la leche materna

Miriam Barker

La llegada de un nuevo bebé a casa es siempre motivo de alegría, sin embargo trae consigo el surgimiento de muchos cuestionamientos por parte de los papás acerca de cómo cuidar y alimentar a su hijo. Sin lugar a dudas el alimento por excelencia en esta etapa es la leche materna. Hasta el momento, no existe ninguna fórmula láctea infantil que la pueda igualar, ya que la leche materna es una sustancia viva que cambia con la edad del bebé, con la hora del día y durante la toma misma.

“Nuestro deber como pediatras, es hacer consciencia en la madre de que lo mejor para su hijo es la lactancia materna, pues los beneficios de ésta son diversos, los cuales se clasifican en tres beneficios: salud, economía y aspecto emocional”, señala la doctora Regina Molina Venegas.

En salud, ya que la leche materna además de contener la cantidad adecuada de grasas, proteínas y componente calórico que requiere el bebé para su crecimiento ponderal (es decir, en peso y talla), trae consigo anticuerpos que estimulan el sistema inmune del recién nacido para que su cuerpo responda ante ciertas bacterias y virus a los que se tendrá que enfrentar, ahora que ya no está dentro del vientre de su madre. Entre estos anticuerpos se encuentran en la leche materna las inmunoglobulinas como la IgG, IgM, IgE, IgD y en mayor cantidad e importancia la inmunoglobulina A, que va a proveer al bebé de inmunidad pasiva natural, esto quiere decir que su madre a través de la leche le está brindando protección contra ciertos patógenos sin que haya tenido el bebé que tener contacto previo con ellos. La leche materna posee anticuerpos, por ejemplo, contra el rotavirus y contra la bacteria E.coli. Además posee linfocitos T y macrófagos que son células que se encargan de fagocitar o “comerse” a las bacterias, para evitar una infección. El interferón que es un antiviral también se encuentra en la leche materna y por último, la leche materna contiene Lactoferrina, que es una enzima fijadora del hierro y es un potente bactericida.

En lo económico la leche materna siempre estará disponible de manera gratuita, no hay que pagar por ella puesto que la propia madre la produce, y la succión que hace el recién nacido al pezón estimula la producción de prolactina y ésta a su vez a la producción de la leche. Además esta leche estará siempre lista para beberse: estéril y a temperatura adecuada a cualquier hora del día.

En cuanto a los beneficios emocionales, esto es algo sumamente importante, ya que durante la lactancia se establece un vínculo de apego emocional, debido a que brinda un espacio de contacto íntimo entre la madre y el bebé. El contacto corporal, el olor, la voz, las miradas, serán las primeras demostraciones de amor y comunicación entre la madre y el bebé.

La principal razón por la cual el bebé rechaza la lactancia es porque la madre cree tener una pobre producción de leche, debido a que el bebé llora después de la lactancia y la mamá percibe que se está quedando con hambre. La razón más frecuente es debido a una inadecuada técnica de amantamiento, y es importante que su pediatra asesore en este aspecto a la madre antes de decidir cambiar la leche materna por alguna fórmula infantil. La manera correcta de amamantar es que la madre se encuentre sentada sosteniendo al niño con el brazo, recostado de manera que se encuentren abdomen con abdomen y su cabecita a nivel del pecho de la madre, sostener la mama con la mano en forma de “C”, tocar suavemente con el pezón el labio inferior del bebé para hacer que abra su boca y abarque todo el pezón y casi toda la areola. Si el bebé es muy pequeño se puede ayudar de un cojín para que quede a la altura del seno. En ocasiones la madre tiene problemas con la forma del pezón, y debido a ello el bebé no logra succionar adecuadamente, en ese caso hay que consultar con el médico para que le indique los ejercicios que debe hacer. Aunque son raros, no hay que dejar de lado los casos en los que el bebé no succiona por problemas más serios como la asfixia neonatal o la hipoglucemia, pero estos casos siempre deberán ser tratados por el pediatra.

Cabe destacar que en algunas ocasiones, y debido al ritmo de vida que llevan muchas madres hoy en día, deciden retirar el seno materno y cambiar a biberón porque tienen que regresar a trabajar y es difícil seguirlo amamantando. En estos casos es recomendable extraerse la leche, almacenarla en el refrigerador, no más de 24 horas y administrársela al niño en un biberón cuando no sea posible amamantarlo. Tomando en cuenta que es probable que el bebé después prefiera tomarlo en biberón debido a que representa para él menor esfuerzo al succionar, ya que para beber una onza de leche del pezón, el bebé requiere succionar aproximadamente 300 veces y en el biberón sólo tiene que hacerlo aproximadamente 150 veces, para extraer la misma cantidad.

Otro tipo de leche

Tampoco se deben menospreciar las cualidades de las fórmulas lácteas infantiles con las que se cuenta hoy en día, que aportan buenas cantidades de vitaminas, minerales y un adecuado contenido calórico. Si por algún motivo el médico indica una fórmula infantil, el desarrollo del niño no se verá afectado, sólo que la fórmula infantil no aportará la inmunidad pasiva de la que se habló en un principio y es probable que el niño sea un poco más propenso a padecer infecciones; en esos casos el pediatra orientará a la mamá.

Las fórmulas

En la actualidad existen diversos tipos de fórmulas lácteas en el mercado:

· Inicio.- para bebés de cero a seis meses de edad.

· Continuación.- para bebés de seis a 12 meses.

· Sin lactosa.- para bebés intolerantes a ésta.

· A base de proteínas de soya.- para bebés alérgicos a la proteína de la leche.

· Hidrolizadas.- para bebés con alergia.

· Estreñimiento o indigestión o espesadas con arroz.- para bebés con reflujo. Se diferencian entre ellas en las cantidades de aportación calórico-proteica; en su osmolaridad (o densidad). Algunas fórmulas están fortificadas con hierro, otras tienen dosis muy bajas de hierro y otras directamente no contienen nada de este mineral.

Entre una leche y otra

El que un bebé acepte una leche y otra no se debe precisamente a la diferencias que hay entre estas, si el pequeño presenta alergia a las proteínas de la leche, no va a aceptar la fórmula de inicio que contenga proteínas de la leche; probablemente sí la beba, pero va a presentar problemas como diarrea o flatulencias y a ese niño entonces habrá que ofrecerle una fórmula hecha a base de proteínas de soya.

Antes de elegir la leche hay que consultarlo siempre con el pediatra y así saber cuál es la adecuada para cada bebé, él la indicará de acuerdo a las condiciones del bebé -como edad gestacional y peso al nacer-, si posteriormente el bebé presenta algún problema como reflujo, o estreñimiento probablemente será necesario cambiar a una fórmula especial.

La leche materna se puede alternar con una fórmula, sobre todo para que las madres que se encuentran angustiadas porque su bebé “no completa” con la leche materna, se le puede ofrecer al bebé primero la leche materna por diez minutos de un seno, luego otros diez del seno contrario y al final si no está satisfecho complementar con leche de fórmula. Las leches de fórmula también son muy buenas, y están hechas para suplir las necesidades nutricionales de los bebés. Aunque no pueden duplicar la composición química exacta de la leche materna, especialmente por sus células, hormonas y anticuerpos para combatir enfermedades, contienen hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales en forma similar a la leche materna.

La edad adecuada

Deberá darse durante el primer año de vida del bebé, porque los pequeños no están preparados para tomar leche pasteurizada en los primeros 12 meses de vida, ya que ni los riñones ni el sistema digestivo de los pequeños están aptos todavía para tolerarla, por lo que puede causar en el futuro la no tolerancia a las proteínas de la leche. Luego del año se le puede dar al bebé leche completa, pero no se deben usar leches descremadas o reducidas en grasa, pues no tienen las suficientes calorías y grasa que necesita.

¿Cuánto se le debe dar al bebé?

Por lo general hay que darle la fórmula a demanda. Él te hará entender cuando tiene hambre y dejará el biberón cuando esté satisfecho, aunque las mamás deben tomar en cuenta que no siempre que el bebé llora es porque tiene hambre y desde recién nacido hay que educar al niño a comer solo cuando lo necesita. Al recién nacido se le alimenta aproximadamente cada tres horas, generalmente la fórmula tiene más calorías que la leche materna, por lo que el bebé necesitará menos tomas diarias. Es importantísimo controlar mensualmente el peso del bebé, eso indicará si está alimentándose en cantidades apropiadas. Los bebés necesitan aproximadamente:

· 6 a 8 tomas de fórmula por día durante el primer mes.

· 5 a 6 tomas de fórmula por día de 1 a 3 meses.

· 4 a 5 tomas de fórmula por día de 3 a 7 meses.

· 3 a 4 tomas de fórmula por día de 7 a 9 meses.

Todo dependerá del peso y la edad del bebé. También depende de si se le está alimentando en combinación con leche materna o alimentos sólidos.

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