Reclamo. A dos días del atentado en el Casino Royale, familiares de las 52 víctimas comenzaron a enterrar a sus seres queridos en un ambiente de dolor. Consternado por la pérdida de su hermana -María Guadalupe Monsiváis, de 24 años, quien murió por asfixia en el casino- Adolfo pasa de la indignación al reclamo para que las autoridades encuentren a los responsables de esta tragedia.
Al pasar de mano en mano cada uno de los 52 cuerpos de las víctimas del Casino Royale, en los rostros de los rescatistas no había impotencia, sino coraje, rabia por la injusticia que estaban presenciando.
"Te dabas cuenta de que estabas ante algo provocado por gente mala, se sentía. Veías a las personas y no las veías como a veces que tomas un cuerpo y te da cosa o lástima", dice Israel, quien también trabaja en Protección Civil de Monterrey.
"Aquí los tomabas y te daba rabia, los querías sacar para entregárselos a las familias. Se sentía un coraje muy grande por la maldad que les hicieron".
DOS VIDAS
En la mente del hombre casado y padre de cuatro hijos, una escena quedará plasmada de por vida: la imagen de una mujer embarazada que falleció atrapada en uno de los pasillos del Royale.
"Me dolió mucho. Ahí me di cuenta que las personas que hicieron esto no tienen humanidad, no sé cómo decirlo, me sentí muy mal, fue horrible", dice con la voz entrecortada, pero resistiendo el llanto.
Ayer los familiares de las víctimas empezaron a enterrar a sus muertos y el panorama fue desolador, coronas fúnebres, rostros tristes, cansados y sin consuelo, además se denotaba rabia e indignación.
DOLOR COLECTIVO
El luto nacional, la búsqueda de cuerpos (en la que sólo faltan de reconocer siete de los 52) terminó ayer, sin embargo, el dolor colectivo quedará para siempre.
Sin importar colores o etiquetas, paramédicos, bomberos y rescatistas de Cruz Roja, Cruz Verde, Protección Civil Monterrey, San Pedro, Santa Catarina, García y el Estado, además de Bomberos de Nuevo León y empresas como Cervecería y Ternium trabajaron uno a uno, como ellos dicen, hasta morir en la línea.
Para ellos, fue un día más al servicio de la comunidad, de hacer lo que los mueve: salvar vidas.
Hasta el ataque en el Royale, Jesús Ávila Puente, de 21 años, había combatido incendios considerados por su equipo como pequeños: locales comerciales, terrenos baldíos, bodegas, casi nunca con personas en su interior, mucho menos víctimas mortales.
El jueves pasado estuvo en la tripulación de la máquina 5 de Bomberos de Nuevo León, la primera unidad de emergencia que arribó al casino.
"Cuando llegamos teníamos la esperanza de encontrar a personas con vida, pero, con eso de que las salidas de emergencia estaban bloqueadas, ¿qué haces?", recuerda con las huellas del cansancio en su rostro.
"Ves a las personas atrapadas en el techo, gritando, las quieres salvar a todas, pero tienes que ser cuidadoso. Como quiera alcanzamos a sacar a algunas todavía con vida".
Hijo del comandante de Bomberos de Cervecería, Jesús ingresó como aspirante a Bomberos de Nuevo León en febrero pasado, luego de haber estado un tiempo en Protección Civil del Estado, y contra la voluntad de su padre.
PIDEN AUXILIO PARA MITIGAR EL CORAJE
"Siempre me ha gustado. Le decía a mi papá, pero no quería que entrara porque él tuvo un accidente y, por lo mismo, tenía miedo de que me pasara algo a mí", dice.
"Aún así quise entrar, porque es un trabajo bonito, arriesgas, casi nunca te lo agradecen, pero ayudas y hay mucha hermandad entre los compañeros, puedes estar enojado con un compañero, pero a la hora de un incendio, todos nos cuidamos".
Y así fue en el Royale cuando, a poco más de una hora de iniciadas las labores, mientras Jesús atacaba al fuego al interior del Casino, se desmayó, por lo que fue sacado por uno de sus compañeros para recibir atención médica.
"Sentí un jalón de Damián, uno de los compañeros de la unidad, y me llevó a la ambulancia, se vio aparatoso, porque me sacaron en camilla y todo, pero nada más me pusieron oxígeno, descansé un rato y a seguirle, teníamos qué trabajar para ver si había alguien más con vida", recuerda el joven que trabajó casi 24 horas sin parar en el Royale.
Ni las intensas capacitaciones, ni los años de experiencia fueron suficientes para mitigar el coraje y la impotencia ante el tamaño de la tragedia, relata el también bombero Israel García Muñiz.
La tragedia del Royale quedará marcada de por vida en la conciencia de los más de 70 bomberos y rescatista que se lanzaron a prestar auxilio a las víctimas del mayor atentado a civiles del que se tenga registro en México.
EL UNIVERSAL
Casinos ilegales
El gobernador de Nuevo León, Rodrigo Medina, y el alcalde local, Fernando Larrazábal, anunciaron una serie de medidas para combatir la ilegalidad en la operación de casinos, a nivel estatal y principalmente en la capital regiomontana. Demandaron revisar la operación de 17 casinos a los que se expidió permiso desde administraciones municipales anteriores, además de la clausura de 12 más, incluido el Royale, que fue atacado el pasado jueves, causando la muerte de 52. 'Los acontecimientos ocurridos el pasado 25 de agosto en Monterrey son la consecuencia de una cultura de corrupción, de impunidad, de ilegalidad y de las mentes criminales y enfermas de quienes no tienen el menor respeto por la vida', manifestó el Ejecutivo estatal. Indicó que la primera acción será un operativo de Protección Civil del Estado y municipal para la inspección y vigilancia en todos los casinos. En segundo término, realizarán una revisión minuciosa de los resolutivos del Tribunal de lo Contencioso Administrativo en el Estado.
Advirtió que 'de encontrar irregularidades o falta de fundamentación o motivación en esas resoluciones, haremos efectivas las responsabilidades que procedan', como podría ser el caso del magistrado José Alfonso Solís Navarro, quien ayer renunció al cargo al ser quien otorgó suspensión de amparo para operar al casino Royale.