Con el título que encabeza esta nota, hace casi nueve años vio la luz un interesante libro de apenas 127 páginas. Su autor es el cronista deportivo y miembro del Salón de la Fama del beisbol mexicano desde 2006, Jorge de la Serna.
Apasionado al Rey de los Deportes desde niño en su natal Orizaba, "con paciencia de historiador y entusiasmo de cronista deportivo", según escribe en el prólogo Francisco J. Camargo, De la Serna llevó a cabo una vasta investigación, básicamente en diarios de la época, que le hizo posible elaborar este texto sobre el beisbol en nuestro país. El libro cubre muy bien el vacío que hasta antes de publicarlo existió.
Desde las primeras páginas y sin titubeos, De la Serna da cuenta que en la década de los 20s del siglo pasado el beisbol fue "un deporte que era número uno en el país" (pág. 7). En otro pasaje señala que "el beisbol era una práctica constante en toda la Capital y era el deporte número uno en México. Todos los jóvenes -dice- procuraban jugarlo" (pág. 71)
Si tal acontecía hace nueve décadas, cabe entonces preguntarse qué pasó, cuándo y por qué las cosas empezaron a cambiar. Se trata de una serie de interrogantes que ameritan respuestas que en modo alguno son sencillas. Es preciso efectuar una profunda, integral investigación en torno al tema.
Seguramente fueron varias las causas y no una sola, como sugieren, por ejemplo, quienes consideran que la pérdida de interés por el beisbol se debió a la huelga de peloteros en 1980. Sin duda influyó, pero ni remotamente es ésta la única explicación.
Entre otras causas han de señalarse la atención y espacios cada vez menores que le destinan al beisbol los medios de comunicación, en particular la televisión y la radio. Por lo pronto, no sabemos si tal disminución es reflejo de un creciente desinterés de los televidentes y radioescuchas, o si esta reducción ha sido inducida -de manera deliberada o no- por los dueños de los medios electrónicos, en especial los de la televisión, como consecuencia de que han venido adquiriendo, de manera directa, cuantiosos intereses económicos en el futbol.
Tanto interesaba el beisbol antes a la mayoría de los mexicanos, que las primeras transmisiones televisivas de "control remoto", a principios de la década de los 50s, fueron precisamente de este deporte. Por algo habrá sido. Después las cosas cambiaron. ¿Por qué? He aquí la cuestión.
Pues bien, de la información contenida en el libro de don Jorge sobre el beisbol en los 20s, se llega a un dato interesante. Incluye los box-score de 22 partidos que el autor consideró de interés -por una u otra razón- a lo largo de la década, con el señalamiento de sus tiempos de duración. Efectuadas las operaciones aritméticas del caso, el promedio de estos partidos, que bien pueden considerarse representativos de la década, es de 2 horas y 9 minutos. Incluso ocho fueron de menos de dos horas y sólo uno superó las tres horas.
Hoy, infortunadamente, la duración promedio de los partidos supera las tres horas. El dato no deja de ser preocupante y paradójico. En el pasado, cuando la vida transcurría despacio, el beisbol se jugaba rápido. Ogaño que la vida moderna es apresurada, el beisbol se ha vuelto lento. Y la gran virtud de este deporte, de no estar sujeto a la dimensión del tiempo (de ahí aquello de que "no se acaba hasta que se termina"), le está haciendo pasar una mala jugada. Que se hace necesario corregir con eficacia, pues se trata de uno de los elementos que quizá más han afectado al beisbol como espectáculo.
El anterior comentario ha venido a cuento porque en días pasados, con motivo del saludo de Año Nuevo, don Jorge de la Serna, quien durante 2010 vio su salud muy quebrantada, nos comentó que en dos o tres meses tendrá listo el tomo correspondiente a la década de los 30s. ¡Qué buena noticia!, pues se trata de un libro que muchos esperamos con impaciencia desde hace algunos años. [Parte 1 de 2]
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