La i Laguna

LOS COLABORADORES DE LA I

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Palabras al Viento

Este agradecido extranjero, ya convertido en fervoroso lagunero, animó a sus compañeros a buscar no sólo el desarrollo urbano de Torreón, sino también su industrialización, para lo cual establecieron la Fábrica de Hilados y Tejidos La Fe, luego la fábrica de jabones La Unión y nada menos que la Compañía Metalúrgica de Torreón. Igualmente, construyó un gran edificio que sería el Hotel Iberia, que por muchos años fue orgullo de nuestra ciudad.

Incansable benefactor de esta tierra, participó en la organización de la Beneficencia Española de la Laguna, que luego construiría el Sanatorio Español. Después regaló seis manzanas de su propiedad, para que se construyera un jardín digno de la Villa, que sería la Alameda Zaragoza.

Cuando el general Villa tomó la ciudad en 1914, ordenó que todos los españoles fueran castigados por oponerse al movimiento revolucionario, pero sólo los amonestó y les mandó abandonar el país, para lo cual les puso un tren especial. Ya estando en la estación del ferrocarril, mucha gente pidió al general que no castigara al señor Serrano, (quien iba entre aquel grupo) tomando en cuenta tantos beneficios que había concedido a la ciudad y a sus habitantes.

Convencido Villa, pidió que le presentaran a tal personaje, y al tenerlo frente a él le dijo que no era justo que corriera igual suerte que sus compatriotas, ya que no tenían a su favor tantos merecimientos y que podía regresar a su casa. Don Joaquín le dijo que declinaba el honor que le otorgaba y que prefería ser solidario con sus paisanos, acompañándolos al exilio.

Para 1917, estando en el extranjero, vendió todos sus bienes y regresó a su querido Torreón. Más precisamente a su rancho "Terrizas" (frente a la hoy Termoeléctrica), pero víctima del cáncer fue atendido en el Sanatorio Español hasta que sus familiares decidieron llevarlo a El Paso, donde murió en 1921. Se acató su voluntad de volver a Torreón, para ser sepultado en el Panteón Municipal, donde lamentablemente se perdió en el olvido de quienes deberíamos estarle agradecidos, como sí lo estuvieron gran cantidad de personas que fueron beneficiadas con terrenos que les obsequió o vendió a bajo precio, para que formaran una colonia, a la que nombraron en su honor "San Joaquín". Debemos recordar con gratitud a quienes hicieron enormes esfuerzos y gastos para hacer de Torreón una progresista y bella ciudad... Pero, ¿qué podemos decir de quienes ahora la están destruyendo, y peor: ¡Con nuestro propio dinero!?

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