Es Tales de Mileto uno de los famosos siete sabios de Grecia que sobresalió por encima de los demás: matemático, filósofo, astrónomo, geómetra, ingeniero y político, dotado de una gran sabiduría práctica y poseedor, para su época, de una descomunal cantidad de conocimientos, ganándose el respeto y la admiración de los seres humanos que le hemos seguido desde entonces hasta ahora. A los siete sabios se les suponía una gran sabiduría, (dado que para eso eran sabios), además de ser tiranos, políticos, estadistas, legisladores y reformadores sociales además, por si fuera poco, famosos por sus aforismos y sentencias. A todos, en su tiempo, se decía que se les recordaría eternamente, pero en el devenir de las generaciones, solamente uno de ellos ha pasado a la posteridad, llegando hasta nosotros a través de los siglos. Tales es considerado el fundador de la escuela jónica, nació hacia el 639 antes de J. C., muriendo hacia el año 545, encabezando la historia de la filosofía occidental por el simple hecho de haber sido el primer sabio conocido que se propuso buscar el principio natural de todas las cosas, que para él era el agua. "Todo nace del agua y retorna a ella".
Aquel día Tales de Mileto rebosaba de contento, se puso su mejor atuendo, se paso la mano por donde en su juventud hubo pelo, mostrando una cabeza monda y salió para asistir a la develación de la sentencia que había sido grabada en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos. Mientras se rascaba el lomo de su nariz, veía cómo los escultores retiraban el último andamio quedando inscrito su aforismo: "conócete a ti mismo". La sentencia es atribuida a varios sabios griegos de la antigüedad. Supongo que con gran berrinche de Tales se le ha asignado también a Heráclio o a Quilón de Esparta o a Sócrates o a Pitágoras o a Solón de Atenas. Todos ellos filósofos poseedores de méritos propios para ser considerados como autores de tan elevado pensamiento. El poeta romano Juvenal cita la frase en griego y declara que el precepto desciende del cielo. Bien, la máxima puede referirse al ideal de interpretar la conducta humana, porque en última instancia comprenderse a uno mismo es entender a los demás. Sin embargo los filósofos griegos pensaban que no se podía comprender el espíritu humano completamente, pues era inconcebible que ello llegara a suceder, llegándose a la conclusión de que el adagio se refería a un ideal menos ambicioso, tal como conocer sus propias debilidades, capacidades, defectos, virtudes, etcétera.
Pues bien, a los siete sabios de Grecia, primero pensando en una parodia, les surgiría en nuestro país los siete sabios de México, mote que recibió en principio, como una referencia burlona que al paso del tiempo, se conservó a una manera de reconocimiento a la labor que desarrollaba el grupo en el terreno cultural. Diré que las figuras a las que se reconoció como sabios desarrollaron una obra personal en sus respectivos ámbitos de conocimiento. No obstante la pertinencia igualitaria por cuanto al valor de sus trabajos, que los asemejaban en capacidades, la historia recoge como descollante de ese grupo de notables al que luego sería el fundador del Partido Acción Nacional, Manuel Gómez Morín, que al igual que los seis restantes era estudiante de la entonces Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Nacional. Los principios basados en una limpia trayectoria no dejan lugar a dudas sobre cómo deben proceder los miembros de ese partido, por sus siglas el PAN, cuando por cualquier motivo se ensombrezca la actuación de quien haya accedido a un puesto de elección popular.
Por encima de todo está el bien común. Como antecedente ... no, no hay ninguno en esta nueva oleada de funcionaros municipales de elección popular todos son honestos, honrados, íntegros, decentes, castos, recatados, dignos, probos, virtuosos y rectos. ¡Malhaya quien pretenda involucrarlos en asuntos sucios!
A las primeras de cambio, el edil, argumenta que se trata de dar un sesgo político a una acusación sin haber elementos probatorios, únicamente por motivos aviesos, habiendo una disposición insana de valorar a un inocente como culpable. Da igual que sea de un partido o de otro. Según eso se trata de aprovechar un incidente, que en otras circunstancias carecería de viabilidad, para asestar un golpe político al contrario, en el entendido de que una vez dado el golpe, ni el Señor que está en los cielos lo quita.
En el caso de Monterrey, surgido a raíz del incendio provocado que arrasó con el casino Royale, se inició una persecución contra todo el que de una manera u otra tuviera que ver con casas de apuestas. Un video descubrió las actividades de un hermano del alcalde regiomontano recibiendo fajos de billetes producto, se dijo, de una extorsión, el aseveró que era producto de la venta de queso. Ante tal evidencia el munícipe adujo su inocencia negándose a separarse temporalmente de su cargo, celebrando, dijo, una consulta al respecto que le fue favorable, sin dar detalles. Pide, ante una eventual sanción proveniente de un organismo local, que la revise la Comisión Nacional de Orden panista. En fin, se advierte que el asunto va para largo, por lo que mientras recordemos al PAN el viejo dicho: cría cuervos y presto pídele consulta a un oftalmólogo.