La gravedad es la más cruel de las leyes, y en política la ley de la gravedad es implacable: lo que ha de caer ha de caer. Cada día que pasa tratando de sostener algo insostenible hay un costo. ¿Qué tan tarde salió Moreira de la presidencia del PRI?, ¿cuál fue el daño de haber sostenido durante tanto tiempo algo insostenible? Es demasiado temprano para hacer la cuenta, pero de que tuvo un costo no hay duda.
Humberto Moreira fue, con mucho, el mejor operador político que ha tenido el PRI en los últimos años. Ganó cuanta elección tuvo enfrente incluyendo la de Michoacán, que fue realmente complicada. Fue una elección que se ganó por la operación, y ahí el mérito es totalmente del renunciado presidente del PRI. Pero, al mismo tiempo que Moreira era la imagen misma de la corrupción por el escándalo de la deuda de Coahuila. (Pronto comenzó a circular el chiste del hijo de Moreira que ve un hato de vacas en su rancho y pregunta: - "oiga apá, ¿todo eso es ganado?"; - "no m'ijo, robado"). Desde que salió por primera vez el tema de la falsificación de documentos para generar deuda el tema era insostenible. Mientras el tema fue el monto de la deuda el asunto era un tema de visión cuánto es mucho y cuánto es poco y sobre todo, cuál es el beneficio de la deuda. Cuando comenzaron a aparecer las irregularidades el tema cambió de cancha, paso de ser un asunto de forma de gobernar, de visión del desarrollo, a un asunto estrictamente de corrupción.
Terminando la elección de Michoacán, con un Moreira triunfador, era el momento ideal para hacer el relevo, para que el presidente del PRI cayera para arriba, para que su salida fuera elegante y sobre todo para evitar que el golpeteo al exgobernador terminara minando a su partido. Se pudieron haber evitado al menos ocho primeras planas en los diarios más importantes de la Ciudad de México y haber tenido un mejor control de daños. Hoy el PRI perdió a un gran operador electoral y dejó que la imagen de corrupción, que tanto daño hizo a este partido en los años noventa antes de que perdiera la presidencia, volviera a aparecer.
El tamaño del golpe se sabrá cuando se publiquen las encuestas de diciembre y enero. Moreira es el primer error grave de Peña Nieto; el segundo fue haber placeado a Montiel. La diferencia entre Peña Nieto y el resto de los contendientes es abismal, pero si el equipo de Peña Nieto se empeña en seguir cometiendo errores van a lograr lo que hoy parece imposible: emparejar la elección.
Hace seis años a López Obrador lo derrotaron sus errores. Hoy a Peña Nieto nadie parece hacerle sombra en su carrera a la presidencia, salvo sus propios errores.