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Los idus de marzo

GILBERTO SERNA

En el mundo, no sólo el clima se ha vuelto inestable, también el orden público. Los pueblos del orbe están respondiendo con coraje incubado en sus pechos durante años y años, a consecuencia de los abusos que ignominiosamente se han cometido en su contra. Algunos creían que su destino era sufrir, del que no podrían librarse jamás. No conocían la libertad, ¿cómo iban a añorarla? Pues el milagro se está dando en el norte de África, donde a ciencia y paciencia de las grandes naciones que lo han consentido y han compartido los beneficios, no en pocos casos, por conveniencia propia. Al parecer ciudadanos sin derechos están despertando de una larga pesadilla. Gobiernos democráticos han convivido con estas dictaduras donde, como luego se dice, se han dedicado a sacar raja sin importarles gran cosa la tiranía dinástica que sobre sus pueblos ejercen unos cuantos.

Seguirá el dictador libio los pasos de Cayo Julio César que en el año 46 a. C. se desplazaba de su casa a la curia pompeyana cuando se cruzó en el foro con afamado vidente, quien le dijo: César, guárdate de los idus de Marzo. César sacudió los hombros y siguió su camino. Estaba informado de la conjura para asesinarlo. Su mujer Calpurnia había soñado la noche anterior que Julio César sería asesinado, por lo que trató de persuadirlo de que no fuera, sin ningún éxito. El plan de los conjurados era sencillo. Llegando le sujetarían de las piernas mientras le pedían que leyera un pergamino. No fue difícil darle 23 puñaladas, pues entre los conjurados advirtió a su hijo adoptivo Brutus que arremetía en su contra con puñal en mano, ante lo cual si acaso aún tenía fuerza desistió cubriéndose el rostro con la toga, dijo: tu cuoque brutus.. ¿Habrá una conjura de sus guardias que amenace la vida de Gaddafi?

Los asuntos no se ven nada bien y por lo pronto dos buques de guerra de gran calado, con unos dos mil marines a bordo, entraron en el mar Mediterráneo, preparados para lo que venga. Estarán ahí antes de que se les pueda hacer bolas el engrudo, pues Muammar Gaddafi, se dice, ha lanzado la represión más brutal que cualquier otro régimen árabe, de los que ahora están siendo sacudidos. Es muy pronto para establecer cuál será el camino que seguirá el aún supremo líder libio. ¿Quedarse en su Palacio ensoberbecido del poder que sus armas aún tienen, hasta perecer?, es una opción. La otra es darse cuenta que estamos en el mes de marzo, le aconsejan se vaya antes de que sea demasiado tarde. En el calendario romano era el décimo quinto día del mes.

"Aquí descansan los restos mortales del ilustrísimo Michael de Nostradamus el único hombre digno, a juicio de todos los mortales, de escribir con pluma casi divina, bajo la influencia de los astros, el futuro del mundo. Hombres de la posteridad, respetad sus cenizas y no turbéis su descanso". Es el epitafio en latín que escribió su mujer, Ana Ponsard, sobre su tumba, imitando el de la tumba del historiador romano Tito Livio. Pero ¿por qué estoy introduciendo en este artículo al médico, astrólogo, astrónomo francés que tenía una visión colosal del futuro? Me pregunto: ¿Existe alguna forma de percepción humana del futuro? Puede ser que sí, puede ser que no. Es de suponerse, estoy especulando que Muammar Gaddafi, en estos años, es el mahometano a que Michael de Nostradamus alude en una de sus centurias, fabricará o le hicieran llegar un arma capaz de enfrentar a nuestros vecinos del Norte, por lo que quienes piensan tirarlo se llevarían un gran chasco. "De la comarca de la Arabia feliz/nacerá un fuerte señor de la ley mahometana/ que invadirá a España, conquistará Granada/ y llegará por mar a la nación italiana".

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