Pues sí, mientras unos pocos recogen billetes de "a bute", las mayorías están en la indigencia. Eso es un hecho que nadie podrá negar. El letrero de una pancarta expresaba el sentir de los que, alrededor del mundo, se manifiestan en estos días: decía "tax the rich too!", cobrar impuestos también a los ricos, que en traducción libre significaría: paren también las ganancias de los que mucho tienen. Los manifestantes, conocidos como los indignados de Madrid, le llaman codicia, palabra que significa: afán excesivo de riquezas; que es el caso del glotón que ha comido exageradamente, pero que, con el estómago a reventar, después de lanzar un sonoro eructo, todavía quiere más, aunque se percate que el resto tiene el estómago vacío.
Se dice que en 951 ciudades de 82 naciones, millones de descontentos con la situación económica y financiera en el mundo, salieron a gritar en contra de la ambición empresarial, en una movilización sin precedentes. Señalan al modelo neoliberal como el gran responsable de la crisis y a los dirigentes políticos como los "grandes enemigos del pueblo". Establecen que no son de izquierda ni de derecha, sino los de abajo. No es algo que se reduzca a una ciudad, ni a un país, sino que es una condición mundial, diciendo estar hartos e indignados manifestándose como la generación que no tiene oportunidades porque unos cuantos se las han robado.
Esto se ha venido repitiendo mes tras mes desde el pasado 15 de mayo. El fundador del sitio de filtración de documentos gubernamentales conocido como WikiLeaks, Julián Assange, dijo en la capital británica que las manifestaciones eran la culminación de un sueño. Hubo jornadas en que se desató la violencia en enfrentamientos en que se quiso reprimir las movilizaciones en Italia que atraviesa, al igual que Grecia, España y Portugal por una difícil situación financiera, debido a déficit presupuestales, altas tasas de endeudamiento público y recortes al gasto gubernamental.
Con lo que podemos decir que en todas partes se cuecen habas. Las expresiones de repudio fueron llevadas hasta los sitios simbólicos del capital internacional: Hong Kong, sede de la compañía financiera y bursátil Goldman Sachs y la matriz del conglomerado bancario y financiero JP Morgan Chase. También fueron el blanco de manifestaciones la banca Suiza donde aproximadamente 600 instituciones resguardan las fortunas de los más disímbolos empresarios y políticos del mundo. Las bolsas de Londres y París, el banco Central Europeo en Frankfurt y el órgano ejecutivo de la Unión Europea, la Comisión Europea, con residencia en Bruselas.
Aquí en México o no tenemos problemas económicos, o somos muy disciplinados o muy apáticos o somos una isla en la turbulencia económica que se está reflejando en el mundo. Los que han reaccionado, lo hicieron en el Zócalo de la ciudad de México, diciendo estar hartos de la inequidad social, el descaro de los gobernantes para robar al pueblo, la manipulación de la sociedad a través de los medios de comunicación, etcétera.
En medio de todo esto el PRI, (seguimos con los Indignados), amenaza con presentar una denuncia si no se le da una disculpa por la declaración que hizo nuestro Presidente a un prestigiado diario de Estados Unidos, al The New York Times, en la que hizo aseveraciones, dicen los que se sienten afectados, que acusa a militantes del partido tricolor de pensar en pactar con el crimen organizado.
El Presidente de la República hizo precisiones a sus declaraciones, concretándose a difundir la transcripción completa de un fragmento de la entrevista que le hizo el acreditado diario, donde se atendió a una pregunta expresa del corresponsal quien fue el que afirmó lo que ahora se atribuye al ejecutivo mexicano.
A menos que las leyes que rigen el proceso electoral estén por encima de la Constitución el presidente Felipe Calderón sólo puede ser acusado, durante el tiempo que dure su encargo, de traición a la Patria y delitos graves del orden común. No hay confusión en lo que respecta al primero de los casos, donde surge la duda es ¿cuáles deben ser considerados como delitos graves del orden común?
Hay quienes afirman que son los contenidos en el artículo 22 constitucional que señala sólo podrá imponerse la pena de muerte: al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden militar. Es incontestable que no. No imaginamos a un Presidente de la República montado a caballo con un pañuelo cubriéndole parte del rostro, un tosco sombrero a la John Wayne (el duque), con dos pavorosos revólveres, asaltando un camión blindado de traslado de valores, en algún camino polvoriento. En fin, es obvio que el constituyente se refiere a la formal protesta que hace el Presidente cuando toma posesión ante el Congreso de la Unión, consistente en guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen, desempeñando leal y patrióticamente el cargo, gobernando en todo por el bien y prosperidad de la Unión. Si falta a este compromiso la Nación puede demandarlo aun durante el lapso que dure en la silla presidencial. Aquí está el quid de la revocación del mandato.