EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Los tesoreros de los presidentes

Hora cero

ROBERTO OROZCO MELO

En medio de un violento caos, los mexicanos corremos, acezantes, en busca de un inexistente paraíso terrenal; mas no todos corremos, pues una minoría ya habrá alcanzado el pedacito, o pedazote, que les haya tocado del edén correspondiente y lo disfrutan, sin importarles lo que suceda en su entorno.

Mientras más pienso en esto me azora un profundo misterio: ¿Por qué razón, causa o culpa, me dio por compadecer a los mandatarios que, en la nación, han sido ejemplos para la masa burocrática, en la tarea de vivir mejor y ser más felices que el resto de los mexicanos?...

Muchas cualidades debieron poseer nuestros mandatarios sexenales, para recibir, al igual que su equipo cercano, los altísimos salarios y prestaciones que, supongo, reciben y merecen. ¿Será que sí, o será que quién sabe? El sentido común indica que el Jefe del Poder Ejecutivo de la República carga a lomos varias toneladas de responsabilidades oficiales, y por ende habrán cobrado sus servicios a un alto precio. Igual harán, presumo, los ministros de su gabinete, y los subsecretarios, oficiales mayores, directores generales y de áreas, subdirectores, etc, etc.

Sin embargo, un burócrata federal recién despedido, que conoce las pesadillas que asaltan a la sociedad en sus duermevelas, me informa que lo que es caro--caro sólo lo cobran los miembros del gabinete presidencial, pues debajo de las subsecretarías y otras dependencias menores deben atenerse al cartabón burocrático en salarios, viáticos y otras prestaciones e ingresos. No obstante, me dicen: Queda viva la costumbre del sobrecito, un recurso que facilita la evasión del impuesto sobre la renta y, por lo tanto, es un puente entre lo legal y lo ilegal.

Es preocupante, además, que el propio exsecretario de Hacienda pudiera ser ahora, potencialmente, el próximo presidente de la República. Luego pienso en cuántos Ministros de Hacienda, fueron han sido después Jefes del Poder Ejecutivo Federal, otro modo oficial de nombrar al "Presidente de la República"

Siempre creímos que don Antonio Ortiz Mena (QPD) podría ser un excelente candidato a Presidente de la República; pero, cosas del sistema político autoritario, era el mandatario que se iba quien dispusiera el apoyo del PRI en su varia nomenclatura para elegir al próximo. Esto suscitaba una colosal animosidad y envidia entre sus compañeros de gabinete y en la misma ciudadanía, que reflejaban una cierta y adversa pasión contra ellos, pues ni siquiera el casi eterno ministro de Hacienda de don Porfirio, de nombre José Yves Limantour, había logrado la anhelada candidatura presidencial. Yves se conformaba con permanecer illo témpore como secretario de Hacienda y Crédito Público para luego ser, en horas extra, el eterno líder del Partido Científico, cuyo ícono era su señor don Porfirio.

En los tiempos modernos, vale decir de la Revolución mexicana hasta los días presentes, hubo personajes que ocuparon la secretaría de Hacienda por dos años seguidos, como don Adolfo de la Huerta y el general Abelardo Rodríguez, y algunos otros con un nombre tan común y corriente que ni los historiadores podrían recordar. Otros fueron señalados como presidentes antes o después de administrar el dinero público en la Secretaría de Hacienda, como don Plutarco Elías Calles que también administró la res publica pues gracias a su coterráneo Álvaro Obregón se destacó como el operador político por excelencia, ubicado en la jefatura del ejército mexicano. Además, desde Miguel Alemán hasta la fecha, a ningún virtual expresidente se le habría ocurrido señalar como sucesor a un general de división con mando directo en las fuerzas armadas, lo que fue común antes de don Miguel Alemán Valdés.

El presidente y general de División Lázaro Cárdenas fue el último militar de alta graduación que eligió como sucesor a otro general, el también divisionario Manuel Ávila Camacho. Y éste escogería a un civil para sucederlo, fue el abogado Miguel Alemán Valdés. Don Miguel fue el primer político, no militar, que ocupó la Presidencia de la República y escogió como secretario de Hacienda y Crédito Público a un civil, el señor Eduardo Suárez. Después de seis años Alemán ungió candidato a otro civil, éste sin profesión pero con amplia experiencia en el manejo de los dineros, adquirida como tesorero de las fuerzas revolucionarias carrancistas.

En 1914 don Venustiano se entendió en Hacienda con cuatro secretarios, a saber: Felícitos Villarreal, Carlos Equerro, José J. Reynoso y Luis Cabrera; en 1915 Rafael Nieto y en 1916 don Luis Cabrera. Citar a los siguientes presidentes con los nombres de sus secretarios, me parece que sería cansado aparte de un refinado masoquismo...

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 666352

elsiglo.mx