Hace algún tiempo conocí a una chica llamada Perla Marentes en la Ciudad Jardín, ella se desempeñaba como encargada de un negocio de Internet sobre la calle Coronado en el que además de prestar servicio de Internet, se ofrecía algo de papelería, dulces y desde luego un excelente servicio. Ahora que muchísimos dejamos para el último, como buenos mexicanos, el cambio de nuestra credencial de elector, o más bien por ir a cambiar un cheque y darnos cuenta de que no se podía...
... las filas a dos cuadras del citado negocio eran interminables y no faltaba quien no traía la CURP o una copia de esto o aquello, por lo que la gran mayoría recurría al Internet a hacer la operación necesaria.
La disposición, la limpieza y sobre todo el servicio y eficiencia fueron de esta empleada modelo para sus compañeras estudiantes, ya que Perla no sólo trabajaba sino estudiaba una carrera universitaria hasta la ciudad de Torreón con los gastos en tiempo, dinero y esfuerzo, que implica moverse en camión.
La remuneración económica no era el dato más significativo del empleo, puesto que el pago por hora del trabajo era la mínima cantidad de 10 pesos, que sirven sólo para lo que usted y yo sabemos.
Sin embargo, Perla logró abrir los ojos e iniciar su propio negocio de nutrición que además de llevar salud y bienestar a las familias lerdenses en escuelas y hospitales de la localidad, se volvió autosuficiente y empezó a hacer sus sueños realidad, a la escasa edad de 18 años, a diferencia de muchos de nosotros que tenemos más de 40 y ni siquiera sabemos cuál es el propio.
Esperando no ser el prestigiado programa de GREM que dirige atinadamente el señor Ceballos, el pasado martes al asistir al negocio multicitado, me llevé una gran sorpresa como muchos de los clientes convertidos en amigos de la señorita mencionada, debido a que había una hoja en la que se explicaban los motivos por los que había dejado de laborar, aduciendo que era un mal elemento, que dejaba el trabajo "tirado", además de un mal trato a los clientes, lo cual pudimos percatarnos a lo largo de los meses de todo lo contrario.
¿A qué obedece todo esto? Seguramente el enojo por perder un elemento valioso, que proviene de un sentimiento de pertenencia, en otras palabras pensar que al empleado le estamos haciendo un favor de darle empleo, cuando es una situación mutua en la que ambas partes somos valiosas. Además de creer que el empleado es como un objeto que sólo está para recibir órdenes y cobrar un sueldo y podemos hacer con él o ella lo que se nos plazca.
Actualmente Perla, como se mencionó, está iniciando un negocio bastante prometedor y trascendente para combatir la obesidad en nuestra bella Ciudad de Lerdo y es obvio que lo que hay detrás de todo esto es la crítica, que es nada más y nada menos que prima hermana de la envidia que no es lo mismo que los celos, ya que los primeros se basan en el interés e inseguridad y la primera en la destrucción.