¿Nepotismo o Sincretismo? o como diría el polivoz: "Ahí padre". Recientemente salió publicada una nota en la que se mencionaba que en el Municipio de Gómez Palacio, un joven profesionista había sido contratado por parte del Ayuntamiento para ejercer el puesto de inspector de ejecución fiscal...
El dato curioso es que quien lo contrató es el padre del trabajador.
La situación sumamente curiosa es que esto no termina ahí, al preguntarle al padre del susodicho sobre la posibilidad de ejercer nepotismo, éste argumento que él no tiene nada que decir, que a él "no le gusta decir mentiras". En otras palabras que él era muy honesto y no se andaba con rodeos.
Aquí mis estimados gomezpalatinos podríamos deducir algunas cosas, una de ellas sería que el funcionario público no entiende que es la palabra nepotismo por lo que inteligentemente decidió no contestar, lo cual habla bien de su honestidad como él alude. Es como si a usted le dijeran qué piensa de Barak Obama y usted contestara que descanse en paz Osama. La otra hipótesis sería que se contestó de esa forma porque él requiere alguien de confianza y como el Municipio necesita hombres cercanos y de confianza, pues quién mejor que un hijo.
En los dos casos hablaremos de un excelente padre, y un hombre que jamás dice mentiras.
Al ver los comentarios vertidos por la mayoría de los lectores que siguen este diario por Internet, la duda de muchos de ellos estriba no en cuestionarlo como padre que no sería el caso, sino como servidor público, ya que el común denominador de los argumentos va desde que así se hacen las cosas en México, que esto es normal y que tiene algunos años pasando independientemente del color del partido por el cual sufrague el elector.
Lo interesante del caso sería analizar ¿por qué esta tan arraigado el fenómeno en México? ¿Por qué la mayoría de los ciudadanos lo vemos como normal?
Una de las características que hace que un país sea de primer mundo a diferencia de uno en vías de desarrollo es la oportunidad para que sus ciudadanos compitan por los puestos en igualdad de circunstancias, pero esto choca tremendamente con la percepción del manejo del poder que se tiene la sociedad mexicana, ya que para manejarlo adecuadamente se le pide a la persona que se rodee de gente que no le vaya a hacer un mal o perjuicio, independientemente si esa persona es la más capaz para cubrir el puesto.
Lo anterior sólo ocasiona dos cosas, la primera la nula capacidad que tenemos para la competencia que originaria crecimiento y la segunda el temor tan grande de ejercer el poder desde el cuestionamiento y la cooperación.
No queremos decir con esto que el nuevo inspector no sea capaz y el adecuado para el puesto, lo que si hace dudar a la mayoría de los ciudadanos es la contestación de su padre al decir "de esto, yo no tengo nada que decir" cuando lo mejor sería argumentar con bases su contratación.
Como dirá mi amigo Canun y ¿Usted qué opina?
