Hace algunos días fuimos a comprar mi familia y un servidor unas hamburguesas con una señora cerca de la colonia Filadelfia de Gómez Palacio. Buscábamos un lugar cercano para no invertir tiempo, dinero y esfuerzo. Al llegar a dicho lugar, la encargada del puesto nos dijo que ya no había hamburguesas, que se le habían terminado, y al preguntarle el motivo, ella adujo que sí tenía la carne pero se le había acabado el pan. Dentro de la fila de espera había alrededor de 10 personas que se fueron con el hambre...
Y con las ganas de degustar sus alimentos, por lo que la señora en cuestión perdió una buena cantidad de dinero y sobre todo una buena cantidad de clientes.
Hay en nuestra sociedad una queja constante sobre las oportunidades de trabajo, que si el Gobierno no las da y sólo emplea parientes y amigos cercanos, que si en la 18 de Marzo sólo se les da las plazas a los amigos y familiares aunque no sepan ni leer, que si los trabajadores de Simas riegan la banqueta a diario con agua potable, pero más allá de esto habría que preguntarse qué tanto nos boicoteamos nosotros mismos nuestro trabajo.
No quisiera hacer un estudio mercadológico, ni de cuántas hamburguesas pudo vender o no la señora de Filadelfia, lo que sí me queda claro es que este negocio está muy lejos de ser uno redituable, porque quedarse sin pan implica desde la plantación hasta no buscar medidas lógicas como mandar a alguien a comprarlo y no perder a más de 10 clientes que podrán ser muchos o pocos pero el mercado te dice que no puedes perderlos, ni menos mandar un mensaje de que tu negocio es para pasar el tiempo más que para crecer.
¿Será esta una cuestión de mentalidad? ¿Temor al éxito? ¿El Gobierno tiene la culpa? O ¿seremos nosotros los responsables de nuestro destino? O de plano ¿Dios nos castigó acabándose el pan?
Así seguramente habrá en nuestra región una gran cantidad de pequeñas empresas poco comprometidas con su crecimiento, al igual que existen otras que abren desde temprano, tienen los alimentos frescos y sin caducar o prestan un servicio adecuado, lo que yo preguntaría aquí, si es culpa del mal gobierno que nosotros no seamos responsables de nosotros mismos o de plano hay que buscar echarle la culpa a los diputados, maestros, senadores o hasta nuestros padres de no poder planear que se me acabara el pan.
Sé que muchos de ustedes dirán que Ícaro en lugar de volar se volvió palero del Gobierno, pero considero que hay que ser responsables de lo que nos toca y no culpar de todo a otros, que dicho sea de paso es el deporte favorito de los mexicanos.
¡Hasta la próxima!