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Cosas sencillas, actos grandes

Se dice en varios lugares que para que un gobierno trascienda es a través de las obras y la calidad en sus servicios que son evaluados principalmente por los ciudadanos gobernados. En los últimos años esto ha cambiado radicalmente al grado de que la mercadotecnia, específicamente...

... el manejo de imagen es el que ha pasado a primer puesto, siendo en las contiendas electorales el personaje que sonría más, que se vea menos canoso, o que esté menos ojeroso el que ganará más adeptos el día de las elecciones.

Sin embargo la otra parte del manejo de imagen es la trascendencia en la vida política, lo que muchos de los políticos llaman el no aparecer "en la banca". Y no tener como consecuencia el acceso a un nuevo puesto.

Sin embargo los gobernantes han olvidado desde mi punto de vista algo básico y que genera muchos puntos y no cuesta nada, que son los pequeños detalles.

Un ejemplo claro de esto es lo que pasa en nuestro querido Gómez Palacio. ¿Ubica usted la avenida Escobedo? Seguramente que sí, es una de las vías que cruza la ciudad. Bueno toda esta avenida cuenta con alrededor de ocho semáforos, los cuales están supuestamente sincronizados para que el tráfico sea fluido y exista un menor riesgo de accidentes. Bueno eso dice el manual, pero, decir que estos semáforos están adecuadamente programados, sería como decir que en La Laguna llueve constantemente. ¿Qué sucede entonces? Pues que al no estar sincronizados, se hace un tráfico del demonio, no se puede circular y se vuelve inútil el sentido de la vialidad. ¿Para cuánto le gusta mi estimado ciudadano que le lleve al Departamento de Tránsito y Vialidad arreglar ese desperfecto? ¿Un trienio? ¿Dos? ¿Será infinitamente complicado programar los semáforos? La respuesta, sin tanta ciencia, sería no. No cuesta mucho. Y no se lleva mucho tiempo.

¿Entonces qué sucede? pareciera que dejamos de lado los pequeños detalles para centrarnos en los grandes, y ocurre al final que no resolvemos unos u otros.

Existen miles de ejemplos como éste, pero imagine que poco a poco se cumplieran, los ciudadanos estaríamos más satisfechos y seguramente nuestra evaluación sería satisfactoria. Existirían pues de dos sopas, como luego se dice, uno, que no se haga porque se desconoce, o la número dos, y por lo tanto un poco más pesimista: a los gobernantes no les interesan los ciudadanos.

¿Usted con cuál se queda?

Les deseo un feliz domingo.

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