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Marginados

Diálogo

YAMIL DARWICH

La marginación, la define la Academia de la Lengua como: "Acción y efecto de marginar a una persona o a un conjunto de personas de un asunto o actividad o de un medio social" y representa uno de los principales retos de la humanidad del Siglo XXI.

Ser marginado es la sentencia de las personas a una hipoteca impagable, heredada a sus descendientes; lo más grave: condenación a la pobreza y de ahí, a la miseria.

La marginación tiene como base la pobreza material, que por cierto, es factor desencadenante de otras más graves y profundas como la espiritual, dejando a los pobres con casi nula esperanza de romper el cerco que les limita y condena a: comer mal o no comer; enfermarse sin tener aspiraciones a recibir atención médica adecuada; no poseer vivienda decorosa o mínimo un techo para guarecerse suficientemente de las condiciones ambientales; y les impide acceder a la educación, en ocasiones ni a la básica, para poder desempeñar un oficio; todas éstas son cimientos para afianzar las cadenas de la esclavitud material, camino a la desesperanza y a la delincuencia.

En México, la falta de preparación académica de los más pobres, hace que se disparen otros problemas sociales.

¿Se ha preguntado cuál es la causa primaria de nuestra problemática nacional?

Pobreza e inseguridad, traen aparejados otros graves problemas, como narcotráfico, robos de todo tipo y hasta asesinatos, unidos a la desnutrición y enfermedad; ésos son los fondos de la falta de educación.

Desde ahora le pido que dejemos de razonar buscando justificaciones a problemas fuera de nuestro alcance: los efectos de la crisis mundial son agravantes de nuestra situación social precaria; la globalización nos afecta en la medida en que estamos mal preparados para enfrentarla; y las desventajas en competitividad, se deben a nuestra poca previsión y preparación para enfrentar los retos de la competencia internacional.

En tanto no reconozcamos nuestras fallas, no podremos exigirnos y exigir a nuestros líderes nacionales la solución a nuestros problemas.

El "ay se va, mientras no nos afecte", nos tiene en el subdesarrollo.

El círculo vicioso es crónico y grave en todos los países latinoamericanos; algunos, como Costa Rica, que se esfuerza en educar con calidad, han salido del problema. Nosotros no nos aplicamos realmente, sólo buscamos cumplir programas que ofrezcan resultados aparatosos para presumirlos en publicidad masiva, mismos que cambian con cada Gobierno. Como ejemplo le recuerdo a la enorme inversión en pizarras electrónicas, proyecto desechado y dinero gastado inútilmente.

Para complicar nuestro panorama al futuro, las organizaciones mundiales dedicadas a estudiar y proponer soluciones al problema, anuncian que la brecha de la marginación seguirá creciendo: los países ricos serán mejor y más instruidos en el futuro inmediato y los pobres -incluya a México- cada vez seremos menos instruidos y con menor calidad educativa.

En nuestro país, la educación superior -por utilizarla como ejemplo- ha crecido en número de estudiantes; ANUIES, calcula la cifra en 2.4 millones de personas que se preparan en las aulas de 2,551 planteles y reporta un marcado crecimiento en el sector privado, que llega a atender a alrededor de 750 mil jóvenes.

La realidad latinoamericana -inclúyanos por favor- refleja una baja en calidad académica, comparada con los países desarrollados; esto representa una clara desventaja en la competitividad profesional.

Aunque la educación privada es reconocida como buena, han logrado infiltrarse mercaderes de la educación que buscan resultados en términos de beneficio económico. Aún así, las más prestigiadas según evaluaciones especializadas, atienden a estudiantes provenientes de clase media alta y alta; las del Estado, a aquéllos con menores posibilidades materiales.

Otro punto desventajoso es la tecnología educativa aplicada en unos y otros: los países ricos tienen acceso a las mejores herramientas, entre ellas la Internet académica, laboratorios y recursos de sistemas computacionales; los subdesarrollados, nos esforzamos por acercar a los estudiantes herramientas para el aprendizaje y, en el mejor de los casos, lo hacemos limitadamente. El ejemplo es simple: en La Laguna, sólo cuatro instituciones de educación superior cuentan con Internet II, que les abre las puertas al conocimiento internacional; los demás, pertenecen a lo que Norberto Fernández Lamarra, educador distinguido de Argentina llama "marginales de la educación digital".

Al "zig-zag" vivido en nuestras políticas educativas a nivel nacional, se suma la insuficiente vinculación universidad-empresa, que en muchos de los casos se limita a simples reuniones y firmas de convenios para la foto; es urgente encontrar medios para cooperar en formar profesionales bien capacitados, aquéllos que puedan generar industria con tecnología propia.

Programas emprendedores y desarrollo de conceptos de negocios, son otras fuertes áreas de oportunidad, aún mal atendidas.

¿Qué le corresponde hacer al simple ciudadano?: ante todo responsabilizarse, luego exigir resultados a gobernantes y elegir bien al proveedor de la educación de sus hijos. ¿Seguirá pasivo? ydarwich@ual.mx

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