"Aun las acusaciones dudosas dejan una mancha."
Thomas Fuller
Lo que más miedo da es la facilidad con la que alguien puede ser acusado de un crimen y encarcelado en nuestro país.
La joven Mariel Solís fue dejada en libertad ayer después de que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal se desistió de los cargos que había presentado contra ella por complicidad en el homicidio del profesor de la UNAM Salvador Rodríguez y Rodríguez.
Un día antes el subprocurador de averiguaciones previas, Jesús Rodríguez Almeida, defendía la detención de la estudiante, también de la UNAM. Decía que "los peritos" habían determinado que se trataba de la misma mujer que aparecía en un video bancario; que la señalaba el propio homicida, Eduardo López Herrera, alias El Güero, como la cómplice que había informado que la víctima acababa de hacer un retiro de 34 mil pesos en efectivo del banco; que este criminal no sólo la había identificado sino que había apuntado el domicilio en que vivía; que la joven se había cambiado de apariencia y domicilio para evadir la acción de la justicia; y que cuando fue detenida trató de esconder su identidad diciendo que se llamaba Berta.
No pasó mucho tiempo para que el propio procurador, Miguel Ángel Mancera, expresara dudas públicas sobre el caso. Un poco más tarde la Procuraduría tomó la decisión de desistirse de la acusación.
Con el tiempo hemos averiguado que el homicida no mencionó a la supuesta cómplice en sus declaraciones iniciales; que modificó su versión de los hechos en varias ocasiones; que la información acerca del lugar de residencia de la joven era falsa; que la que tenía que ver con la mudanza de la acusada era también incorrecta, ya que Mariel se había cambiado a Copilco, cerca de Ciudad Universitaria, ocho meses antes del homicidio del profesor Rodríguez. ¿Mintió Mariel sobre su nombre cuando fue detenida? Hasta este momento no lo sabemos.
No sé quiénes hayan sido los "peritos" que identificaron a Mariel como la mujer del video porque su rostro y complexión son completamente distintas. La que está grabada en la cinta, para empzar, tiene un busto prominente mientras que Mariel es sumamente delgada.
Sabemos, por otra parte, que el criminal cuya declaración llevó a la detención de Mariel es un hombre desequilibrado y peligroso. Entre otras cosas mató a su pareja presuntamente porque le era infiel.
Puede uno aceptar que los investigadores en un caso criminal se equivoquen. A veces una averiguación puede llevar a hipótesis que deben comprobarse o descartarse. Lo que inquieta es que la Procuraduría haya detenido a la estudiante con indicios tan endebles.
Al parecer fue la atención de los medios la que llevó al procurador Mancera a interesarse directamente en el expediente y a ordenar el desistimiento. Pero cabe imaginarse lo que ocurre cuando los medios no le dan relevancia a un caso.
Hubo un tiempo en que los testigos debían, por definición, ser personas de buena fe. Con el paso del tiempo las procuradurías han convertido a los delincuentes en sus informantes más importantes. De esta nueva actitud ha surgido la figura del testigo protegido o "colaborador".
El problema es que los criminales están dispuestos a decir lo que sea para beneficiarse o simplemente para perjudicar a alguien más. La tendencia de las procuradurías a depender cada vez más de sus dichos parece estar dejando más inocentes que culpables en las cárceles.
VERDAD SECUESTRADA
Es indispensable la lectura del artículo "Florence Cassez: la verdad secuestrada" de Héctor de Mauleón en el número de julio de Nexos. Esta revisión de la acusación por secuestro contra la francesa, y de todas las contradicciones del caso, obliga a la reflexión. El propio De Mauleón se resiste a concluir si Cassez es inocente o culpable. Pero ante las irregularidades del caso hay una duda más que razonable de su culpabilidad, lo cual, bajo nuestro régimen jurídico, debió haber llevado a su liberación.
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