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Mentiras piadosas

El Filósofo de Güémez

RAMÓN DURÓN RUIZ

 C Ierto día preguntaron a Albert Einstein qué era la relatividad, con la simplicidad de un niño respondió: "Cuando te sientas con una hermosa chica por dos horas, parece como si hubieran pasado dos minutos. Cuando te sientas en una estufa caliente por dos minutos, parece como si hubieran pasado dos horas... ¡eso es la relatividad!".

Pues pareciese que nuestra transición democrática también es relativa: por una parte, la iniciamos con Fox en el 2000, con el más amplio bono democrático que país alguno haya tenido; pero 11 años después continúa un estado de imprecisión porque el régimen no ha favorecido y mucho menos alentado, la cooperación entre los poderes de la Unión; en el ambiente hay un aire de insuficiencia e ineficiencia que trae consigo un marcado desánimo.

Nuestros actores políticos requieren transitar de una actitud que privilegia los intereses partidistas, a una nueva cultura política del acuerdo. A los viejos del campo no les interesa si el gato es de angora, siamés o criollo, lo que les interesa es que atrape ratones; es decir, con el pragmatismo de nuestros viejos de los pueblos que siempre orientan su potencial de vida hacia la productividad, su esfuerzo está orientado a dar resultados; igual debiera ser el de nuestros políticos nacionales, que a más de una década de haber iniciado "el cambio", seguimos en la relatividad, con de una transición democrática inconclusa.

Nuestros políticos, al acentuar sus diferencias o discutir sus dogmas, han perdido en el camino el referente del México que todos queremos y por ello, la confianza ciudadana que se les escatima en cada elección. Pareciese que han construido el andamiaje institucional de la nación para seguir sin resultados, para complicar la existencia, no para simplificar la vida; véase cuando usted va a tramitar las placas, a pagar la tenencia, a sacar permisos para construir o para iniciar un negocio, la carga interminable de trámites termina por desanimar a quien quiera invertir o pagar impuestos.

Nuestras instituciones públicas se han ido deteriorando por conflictos innecesarios, diatribas fuera de contexto y problemas sin resolver que se reciclan; existe una ausencia institucional para procesar y tener respuestas a los conflictos, en la percepción ciudadana hay un debilitamiento de la eficacia gubernamental para enfrentar y resolver problemas como la inseguridad, el desempleo y la pobreza extrema.

Este es el tiempo, hoy es el momento en el que los partidos políticos nacionales escuchen el clamor social que exige seguridad para todos y que vuelvan la vista a las regiones flageladas por el secuestro, la violencia, la extorsión y los fuegos cruzados y no sólo lo hagan en los tiempos electorales, cuando necesitan del voto ciudadano. Vivimos una época en la que los partidos políticos representan cada vez menos al ciudadano, por su incapacidad para vincularse con las causas comunes. El deterioro de los partidos es serio, hay ofensas acumuladas entre los votantes, porque los dirigentes al cuidar sus intereses partidistas y sus cotos de poder, han omitido trabajar en la edificación de un México para todos.

2011 es un año crucial en la democracia mexicana, para que los ciudadanos solicitemos a nuestros políticos nacionales una convocatoria al diálogo, es decir, a la construcción de un proyecto nacional con viabilidad política impregnado de valores solidarios, donde políticos y sociedad se encuentren, mediante un gran acuerdo, con unidad frente a los problemas nacionales que impactan y laceran los sentidos de una buen parte de la población. De no ser así, 2012 nos atrapará en las banalidades y spots de políticos que solicitarán el voto sin haber construido el México competitivo y de oportunidades que todos anhelamos.

A propósito de políticos, los viejos ex diputados de Güémez, Escolástico y Respicio, todas las tardes se reunían en la plaza del pueblo a dar de comer a los pichones. Un día Respicio no acudió; Escolástico pensó que había tenido un resfriado, después de una semana que éste no asistía, su amigo realmente se preocupó. Al mes llegó Respicio a la plaza, demacrado y sin afeitarse; Escolástico alegre de verlo, le dijo:

-¿Pos' qué te pasó? -¡Estuve preso! -¿Por qué? -¿Te acuerdas de Gordiana, la espectacular mesera del café toda llena de incandescente carnalidad? -¡Claro que me acuerdo! -Bueno, pues resulta que a mis 95 años, me demandó por violación. Cuando fui al juzgado, como buen político y utilizando mi mejor lenguaje, narré con lujo de detalle cómo la violé y me declaré culpable -¿Y qué pasó?

-El inche juez me sentenció a 30 días de cárcel... ¡por mentiroso!

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