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México, el Óscar y otros mitos

Las laguneras opinan...

MUSSY UROW

 H Ace algunos años ocurre lo mismo: meses antes de que se anuncien las posibles películas que competirán por un premio -ya sea en el Festival de Berlín, Los Globos de Oro, Bafta o el megapublicitado "Óscar" norteamericano- los medios nacionales empiezan a fabricar, promover y crear expectativas e ilusiones respecto a alguna película mexicana. Ocurre exactamente lo mismo antes de un mundial de futbol o las olimpiadas: suben nuestras esperanzas como la espuma en vaso de cerveza, desbordan la orilla y se deshacen en un charquito...

Según lo que pude investigar, desde 1954, en que estuvo nominada la artista de origen mexicano Katy Jurado, como actriz de reparto en una película que se llamó "Broken Lance" (y que no ganó), han sido nominadas como "Mejor película extranjera" menos de diez películas mexicanas, y otras menos por fotografía, guión original y mejor dirección. La única que ha ganado dos "Óscares" -en 2006- ha sido "El laberinto del fauno" de Guillermo del Toro por mejor guión original y Guillermo Navarro, por la fotografía de la misma cinta... Esta película, además de "Frida", "Babel" y "Amores Perros" son las que más cerca han estado de ganar el "Óscar" a mejor película extranjera. Y curiosamente las dos últimas, con guiones originales de Guillermo Arriaga y la dirección de Alejandro González Iñárritu, nos hicieron creer que esa dupla tendría posibilidades reales en el futuro; pero cada quien se fue por su lado...ya se sabe, los malditos celos profesionales... En las nominaciones del domingo pasado, México figuró "colgado" de González Iñárritu y Javier Bardem, en la producción más-española-que- mexicana- "Biutiful".

Independientemente de las escasas aproximaciones mexicanas a los premios internacionales, el cine en sí es una maravillosa forma de contar historias, es un escape sensacional, una manera de entrar en la vida de otros y acompañarlos mientras dura la proyección, de vivir aventuras, romances, intrigas, terror, conocer épocas y personajes de la historia, explorar vivencias que jamás viviríamos y entender y conocer otras culturas y formas de vida. En breve: ampliar nuestro horizonte y criterio, educarnos, crecer en tolerancia y humildad.

Esto me lleva a cuestionar el poco interés que despertó en el público televidente mexicano la entrega de los "Óscares." Según una encuesta publicada días después, el final de una telenovela de Televisa alcanzó 33 puntos de audiencia contra 6 de la entrega de los premios a lo mejor del cine. Es decir que un "refrito" más de la televisión mexicana en su versión más comercial, tuvo mayor atractivo para el teleauditorio nacional que la presentación de historias reales o imaginadas, y sobre la posibilidad de atisbar cortometrajes conmovedores y situaciones de vida que ocurren en otras partes del mundo y que nos harían entender mejor lo que nosotros mismos estamos viviendo. Esta noticia me entristeció; es prueba de la manipulación y condicionamiento que la más importante empresa televisiva nacional ha logrado.

A pesar de ello, México sigue siendo un país riquísimo en creatividad artística: pintores, escritores, compositores, poetas de reconocida fama internacional. Entonces ¿cómo entender que el mexicano promedio lea, cuando mucho, un libro al año?

Esto me remite a otra noticia que también apareció esta semana en Internet: resulta que la cadena de librerías Gandhi lanzó una nueva campaña publicitaria con el tono que la ha caracterizado en los últimos años para invitar al público a la lectura. En esta ocasión, a través de un espectacular montado en la Ciudad de México, retoma la situación actual de nuestro país, que enfrenta, como todos sabemos, un escenario de violencia por la guerra entre cárteles del narcotráfico y la batalla que con ellos sostiene el Gobierno Federal. El mensaje: "Si la letra con sangre entra, el país ha de estar leyendo mucho." Evidentemente, este anuncio de "Gandhi" va más dirigido al Gobierno Federal que al público mexicano, tan refractario a la lectura. Si en lugar de declarar la guerra al narcotráfico se enfocara a combatir el desinterés por la lectura...Pero ese es otro tema.

Igual de frustrante resulta buscar en la cartelera de cine películas que no sean comerciales; con excepción, por supuesto de la Ciudad de México, Monterrey, Puebla o Guadalajara. Si vive Usted en la Comarca Lagunera, habrá tenido la experiencia de presentarse en la taquilla de un cine para enterarse de que la película que vio anunciada en el periódico ya la quitaron hace una semana, o bien que en un mismo conjunto, se proyecta la misma película en varias salas e idénticos horarios, a veces por más de dos semanas. La posibilidad de ver en nuestra ciudad "películas de ramitas" (así les dice una sobrina a las películas de arte, por las coronitas de laurel con que se anuncian) es casi nula. Y los cortometrajes o ciertos documentales, ni soñarlos. Con excepción de una o dos semanas al año, cuando la Universidad Iberoamericana presenta un Festival de Cine o la Alianza Francesa su "semana de cine francés", vivimos en una sequía total de buen cine.

Esto a su vez, promueve la cada vez más creciente práctica de la piratería. Las empresas que en México monopolizan la exhibición de películas se enfocan en un 90% al cine comercial; claro, es un negocio, en el que también se ofrecen diferentes versiones de comida "chatarra" en tamaño "cubeta". Se pretende combatir la epidemia de obesidad en las escuelas, pero ¿quién controla las dulcerías de los cines? También ese es otro tema.

Volviendo al de la piratería, -que también se pretende controlar- muchos ya vieron de esta forma todas las películas que se nominaron al "Óscar". Es impresionante la tranquilidad con la que muchísimas personas confiesan abiertamente esta práctica.

De manera que sin la promoción real de la lectura, el control del contenido en la programación de las televisoras y la pobrísima oferta en las salas de cine de Cuautitlán (¿no dicen que fuera del Distrito Federal todo es Cuautitlán?) la posibilidad de ganar un "Óscar" o cualquier otro premio internacional es un mito más en nuestra historia.

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