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Migajas para Torreón

Periférico

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

Repetir hasta el cansancio una mentira no la convierte en verdad. En campaña, todos los candidatos a la gubernatura de Coahuila vienen a Torreón a prometer obras, programas y soluciones a los principales problemas e, incluso, se atreven a ofrecer a esta ciudad el mismo trato que se prodiga a Saltillo. Pero una vez que asumen el poder, se sigue el mismo guión de cada sexenio: la mayor cantidad de recursos y las mejores obras se quedan en la capital del estado. Y para tratar de encubrir este hecho, se construye un discurso oficial en el cual siempre se dice que Torreón nunca había recibido el volumen de inversión como el otorgado por el gobierno en turno.

Hace cinco meses El Siglo de Torreón publicó una nota en la que se comparaba la inversión privada que había llegado a la región Sureste de Coahuila y a La Laguna. De acuerdo a los propios datos del V Informe de Gobierno de Humberto Moreira, en cinco años por cada dólar que la Comarca recibió en este concepto, la zona de Saltillo atrajo 13 dólares, además de que concentró más de la mitad de los proyectos que aterrizaron en todo el estado.

Ante la comprensible crítica de un amplio sector de los torreonenses por esta disparidad, el Ejecutivo Estatal negó que hubiera un trato preferencial hacia la capital. No obstante, la inversión pública para infraestructura, así como la atención a problemas como el de la seguridad, muestran todo lo contrario.

Uno de los renglones en el que más se evidencia la desigualdad en la atención del Gobierno Estatal hacia las dos principales ciudades de Coahuila, es el de salud. Desde 1993 no se ha construido en Torreón un solo nosocomio. La última obra importante fue la adecuación del antiguo Centro de Salud para convertirlo en Hospital General, el cual hoy, a casi dos décadas, se encuentra rebasado por la demanda.

En enero de 2010, el todavía gobernador Moreira anunció la construcción de un nuevo Hospital General en Torreón. Sin embargo, a más de un año de anunciada la obra, ésta se encuentra prácticamente detenida, con un avance de apenas el 10 por ciento sin que se vea para cuándo podría estar terminada.

En contraste, en 18 años en Saltillo se ha creado el Centro de Salud Mental, el Hospital Geriátrico, el Hospital General, el Centro Estatal de Transfusión Sanguínea y la Unidad de Atención Neonatal de Tercer Nivel; los tres últimos tan sólo en la actual administración estatal que ha invertido en este rubro alrededor de mil millones de pesos en aquella ciudad.

Algo parecido ocurre con el gasto ejercido en materia de infraestructura vial. En el sexenio que está por concluir, el Gobierno del Estado ha invertido 2 mil 390 millones de pesos para construir 28 sistemas viales y puentes en Saltillo, mientras que en Torreón ha aplicado apenas mil 80 millones en 14 obras; es decir que la relación de pesos gastados y proyectos realizados es de 2 a 1.

Pero la diferencia no está sólo en la cantidad de proyectos y dinero invertido, sino también en la calidad. Una clara muestra del desdén de las administraciones estatales hacia Torreón es el Distribuidor Vial Revolución, verdadero monumento a la desvergüenza y la impunidad. Lo que se planteó como la gran obra del sexenio pasado, encabezado por Enrique Martínez, terminó convertida en escombro, con millones de pesos tirados a la basura y ningún responsable castigado.

Por si fuera poco, el común denominador de los proyectos viales que el Gobierno de Coahuila desarrolla en Torreón es, desde hace años, la dilación. No importa cuán pequeño o grande sea el trabajo a realizar, los tiempos establecidos al arranque del mismo nunca se cumplen. Hoy, por ejemplo, una media docena de obras que debieron concluir desde finales de 2010 se encuentran aún en proceso y su fecha de terminación ha sido modificada por lo menos en tres ocasiones. Dichas obras son: Sistema Vial Alianza, paso inferior Villa Florida, bulevar Senderos, bulevar UAL, prolongación Álamos y antigua Carretera a San Pedro.

Pero qué pueden esperar los torreonenses de las autoridades de Coahuila en materia de inversión, si frente a uno de los aspectos más delicados, como lo es el de la seguridad, éstas se han mostrado completamente negligentes. Ojalá este tema hubiera generado la misma preocupación por parte del Gobierno Estatal hace cinco años que comenzaron a manifestarse en La Laguna los primeros indicios graves de descomposición, que ahora que el problema ya tocó a las puertas de la capital de la entidad. Hasta ahora que Saltillo padece lo que desde hace años enfrentan día a día los laguneros, las autoridades muestran interés en plantar cara al problema.

Mientras que los torreonenses sigan permitiendo que el Ejecutivo de Coahuila los trate como ciudadanos de segunda, y mientras las autoridades municipales no asuman una verdadera posición de liderazgo frente al poder estatal, Torreón va a continuar recibiendo las migajas de Saltillo, sin importar que su aportación en impuestos sea igual o mayor a la de ese municipio.

E-mail: Argonzalez@elsiglodetorreon.com.mx

Twitter: @Artgonzaga

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