Protestas. Las protestas continúan en Yemen por parte de miles de manifestantes, los cuales marcharon para derrocar a Alí Abdulá.
Miles de manifestantes yemeníes desoyeron los llamados a la calma de las fuerzas armadas y del clérigo islámico más influyente del país y marcharon el jueves por la capital, en su campaña para derrocar al presidente, un aliado de Estados Unidos.
Los manifestantes rechazaron ataques de policías y partidarios del Gobierno que blandían garrotes y dagas. Vehículos municipales llevaron palos y piedras al bando gubernista, dijeron testigos. Desde hace siete días se multiplican las protestas en la capital y otras ciudades del país más pobre del mundo árabe, desgarrado por conflictos tribales, rebeliones armadas y otros males.
Inspirados por las insurrecciones en Egipto y Túnez, los yemeníes han salido a la calle a exigir la renuncia del presidente Alí Abdulá Salé, quien lleva 32 años en el poder, tres más que el egipcio Hosni Mubarak, expulsado del poder hace una semana. Reclaman sobre todo medidas contra la pobreza y la corrupción.
La promesa de Salé de no presentarse a reelección en 2013 ni instalar a su hijo como sucesor no han logrado aplacar la tormenta en Yemen, similar a las que arrasan Libia y Bahrein.
El presidente de Yemen es un aliado importante de Washington en la lucha contra Al Qaeda, cuya rama local ha sido vinculada con ataques más allá de la frontera del país, incluido el intento de colocar una bomba en un avión de pasajeros que volaba a Detroit en diciembre de 2009. Las protestas comenzaron con pequeñas concentraciones de estudiantes que marchaban hacia el centro de Saná. Muchas más personas se les unieron al comenzar los enfrentamientos con la Policía y partidarios del Gobierno.