Cuando yo ya no tenga primaveras seguirá siendo primavera.
Cuando yo ya no esté, seguirán estando los niños en la escuela, y las muchachas pasarán riendo por la calle.
Cuando yo sea ausente, seguirá la presencia del frágil hombre y de la fuerte rosa.
Cuando yo me haya ido regresará la lluvia, y en mi lugar vacío brillará otra vez la luna llena.
Cuando yo sea nada seguirá habiendo todo.
Quiero amar a la primavera aun sin mí, y a los niños y a las muchachas y a los hombres y rosas aun sin mí. Que llueva la lluvia, y que la luna se llene de sí misma aun sin mí.
Amo a todas las cosas, pues de ellas vengo y a ellas volveré. En el paisaje sin mí me miro ya desde hoy.
¡Hasta mañana!...