Me dicen que murió el Hermano Víctor, don Pedro Córdova Concha, lasallista.
No lo creo. Para hombres como él la muerte es sólo el paso a otra vida. La suya estuvo dedicada a hacer el bien, y una vida como la que él vivió no acaba nunca. Se perpetúa en la memoria y el agradecimiento.
Lo estoy mirando ahora como si fuera ayer, como si fuera siempre: humilde, afable, servicial; imagen viva del hombre que es sabio y bueno al mismo tiempo.
Maestro de mis cuatro hijos fue el Hermano, en el Colegio "Ignacio Zaragoza", institución señera de La Salle donde yo mismo me eduqué y donde ahora reciben educación mis nietos. Seguirá viviendo en nuestro afecto y en nuestra gratitud. Nos enseñó don Víctor el amor a la ciencia. Pero nos enseñó también -más importante aún- la hermosa ciencia del amor.
¡Hasta mañana!..