En el Potrero de Ábrego tenemos un meteorólogo infalible.
Es el viejo nogal que preside la huerta llamada "La carrera", porque ahí tenían lugar antiguamente las competencias de caballos.
Cuando las ramas de ese árbol centenario, desnudas por el otoño y el invierno, dejan que asomen sus primeros brotes, entonces sabemos con absoluta certitud que no vendrá ya ninguna helada.
Nunca ha fallado el pronóstico de este sabio meteorologista. Por él nos guiamos todos. Jamás nos ha engañado su silencioso anuncio de la primavera.
Ayer lo visité, y sin palabras, sólo viéndolo, le hice la consulta. Sus ramas carecen todavía de retoños. No guardaremos aún en la castaña, por lo tanto, las cobijas de lana y lana que en el invierno usamos para cubrirnos por las noches.
Debemos escuchar la voz de la naturaleza. En ella está siempre la verdad.
¡Hasta mañana!..