Este hombre es escritor. Escribe frente a la ventana, y a través de ella mira pasar las nubes. Las nubes y las palabras del escritor son semejantes: pasan. Eso lo sabe el escritor, pero no le preocupa. Sigue escribiendo igual. No es poca cosa hacer nubes.
Ahora escribe una frase: "... Bebo en ti el agua del mar...". La frase está dedicada a una mujer. Ella nunca leerá esa frase. También eso lo sabe el escritor, pero no le preocupa. Sigue escribiendo igual. No es poca cosa escribir para una mujer.
El escritor sigue escribiendo. Las nubes siguen pasando. La mujer sigue viviendo. Todo eso durará un instante. Yo escribo para fijar ese momento. Pero se va también. Por el cielo pasan las nubes, callado cortejo de maestras que van a enseñar una lección.
¡Hasta mañana!...