Esta frase me entristece mucho, no sé por qué. Es un antiguo proverbio judío de gran sabiduría. Dice así: "Un padre puede sostener a diez hijos, pero muchas veces diez hijos no pueden sostener a un padre".
¡Cuánta verdad encierra ese proloquio! Habla, sin mencionar su nombre, de la ingratitud. En él está la historia, mil veces repetida, del padre o de la madre que se afanan por sus hijos, y luego reciben de ellos olvido y desamor.
Los seres humanos somos indigentes al principio y al fin de nuestra vida. Primero dependemos de nuestros padres; al final necesitamos a nuestros hijos. Los padres que a sus hijos sostuvieron, y que no pueden sostenerse ya, deben ser sostenidos por aquéllos a quienes dieron vida. De ellos han de recibir el pan del cuerpo, si lo necesitan, y el pan del alma, hecho de comprensión y de bondad. No dar ese sustento es cometer pecado contra la vida y contra el amor.
¡Hasta mañana!...