El último artículo publicado en "Communio" por Malbéne, hará seguramente que más de un teólogo enarque las cejas, suspicaz. Dice el controvertido teólogo:
"Por cuidarnos de ganar el Cielo los hombres de religión nos hemos olvidado de la Tierra. No es un valle de lágrimas: es un hermoso mundo lleno de belleza y armonía que estamos destruyendo por ignorancia o ambición".
"Debemos hacer énfasis en la santidad de la materia, y olvidar nuestra antigua hostilidad a las cosas del aquí y ahora. Finquemos en lo material, obra también de Dios en la cual late su espíritu, una nueva visión de lo sagrado. Lo terrenal no es una atadura: es un canto que nos eleva el alma: 'Los cielos y la tierra proclaman la gloria del Señor'", dice el salmista.
"Ya no enseñemos, pues, que este mundo es algo deleznable. Aprendamos que es la casa en que vivimos. Cuidar de esa morada común es una prédica que hemos descuidado. Si queremos sobrevivir debemos fundar una 'teología de la materia'".
No siempre estoy de acuerdo con Malbéne. Ahora, sin embargo, concuerdo con él. También yo, en ese sentido, soy materialista.
¡Hasta mañana!..