Don Abundio es padrino de una boda.
-Brindemos -dice a la concurrencia- por la salud de los novios.
Alzan la copa y beben todos.
Ahora -prosigue el viejo socarrón- bebamos a la salud de la criatura.
-¿Cuál criatura? -pregunta, hosco, el padre de la novia.
Responde con gran sonrisa don Abundio: -La que esta noche van a empezar a hacer estos muchachos.
Todos ríen -el papá de la novia no tanto-, y su risa es como una gozosa canción.
Yo admiro mucho a don Abundio. Cuando este hombre del Potrero era joven -me dicen- parecía un viejo por su prudencia y su saber. Ahora que es viejo parece un joven por su amor a la vida, por su constante alegría de vivir.
¡Hasta mañana!...